Por: Phillip Butters
La situación de la inseguridad interna en el Perú es más que alarmante. Se podría decir que
vivimos tiempos de caos y descontrol. Para comenzar, en Arequipa este fin de semana se
cumplen dos meses desde el anuncio de Elmer Cáceres Llica, de llamar prácticamente a una revolución, donde los Códigos Civil y Penal no se respetan.
Desde la Plaza de Armas de Arequipa hasta los distritos de Cocachacra, y los alrededores de Tía María, reina el bloqueo de carreteras.
Lo propio ha estado sucediendo en Moquegua, donde Zenón Cuevas se pegó a la asonada
subversiva de Cáceres Llica.
En Puno levantan piedras y cierran carreteras, por la carcelería de otro especialista en
levantamientos populares como Walter Aduviri, hoy en prisión.
Hace algunas semanas hubo paro pesquero, luego agrario; el bloqueo de carreteras es una
moneda común para la protesta y la gente sabe que no le va a pasar nada.
Antes de ayer en el distrito de Chao, en Trujillo, quemaron 5 patrulleros y un bus en un
desalojo. Hace cuatro meses hubo marchas en el Centro de Lima y se incendió un patrullero en vivo, tansmitido por la televisión, y no hay nadie preso por ese acto
Acá en Lima pasó por agua tibia el hecho de que a Daniel Urresti lo agarraron a pedradas.
Queda claro que al sereno tampoco se le respeta.
La situación es absolutamente incontrolable para la Policía, que sí hace capturas, sí hace su
trabajo. Pero simple y llanamente la seguridad los ha desbordado. La situación es que no se respeta la autoridad. Se les toma como funcionarios que son parte de la corrupción del Estado. Hay una falta de respeto a la autoridad en todas sus formas, inclusive, en el Callao chicos humillan a sus profesores y los graban a vista y paciencia de las autoridades y no pasa nada. Y presumo que en los hogares tampoco respetan a las mamás y los papás. Muchas veces vemos niños y niñas de 13 o 14 años deambulando en la madrugada y la gente los mira con extrañeza, sin saber dónde están los padres. Y como es evidente el Inabif tampoco se da abasto. La situación es muy complicada. ¿Tiene que ver acaso con la crisis económica o política, o con algún movimiento social soterrado?
A todo esto, Sendero Luminoso y el MRTA infiltran el SUTEP con los profesores que son rojos. Mucho cuidado con lo que está pasando en el Perú, que mientras nos estamos peleando por esteras constitucionales, se está derrumbando la casa, no el Estado peruano sino la sociedad. Hay una situación muy complicada que nadie quiere entender.
Mientras los supuestos padres de la Patria se pelean en el Legislativo o el Ejecutivo, la
desolación avanza. Y hay mucha gente interesada en que al Perú le vaya mal. Tenemos
enemigos internos y externos que van a aprovechar la desunión que hoy campea, para que
nosotros no tengamos inversiones que competirían con nuestros rivales de siempre.
Es una lástima lo que está pasando en el Perú, ganan los enfrentamientos y las discordias, y la Patria grande simple y llanamente no se tiene en cuenta. El odio ha sido sembrado y esto parece que va a ser un polvorín que está ya explotando.
