Estamos rodeados de virus, bacterias y microorganismos que, por fortuna, no suelen causarnos grandes problemas para la salud.
Sabemos que los gérmenes son residentes habituales de billetes, celulares, teclados y otros objetos cotidianos que, por ende, tendemos a limpiar con cierta frecuencia o usar con cuidado.
De hecho, muchos de los lugares donde uno espera encontrar más gérmenes, como el asiento del baño, están más limpios de lo que parece, según el microbiólogo Charles Gerba, de la universidad estadounidense de Arizona, porque mucha gente los limpia antes de usarlos.
Y al contrario, hay objetos de nuestro día a día que pasan más desapercibidos ante nuestros ojos y ante los trapos de quienes los limpian.
Aunque hay patógenos como la escherichia coli y la salmonella potencialmente letales, afortunadamente la gran mayoría de las bacterias, virus y otros microbios con los que nos encontramos a diario tienden a ser inofensivos para nuestra salud o contagiar infecciones leves o diarreas, que algunos dirán que nos hacen más fuertes.
En todo caso, estos son algunos de los lugares más contaminados que quizás menos te esperabas.
Un botón particular
Según Gerba si utilizas transporte público para ir al trabajo es seis veces más probable que enfermes que si caminas o conduces, porque entras en contacto con muchas más personas y sus correspondientes gérmenes. Obvio, los botones de lugares públicos en general son manoseados por todo el mundo.
Pero seguramente no te habías parado a pensar en los botones del ascensor, y entre todos los pisos posibles, en el de la planta baja o planta alta, utilizado por todos los usuarios del elevador.
El “punto caliente” de la oficina
Según Gerber, que lleva más de 40 años analizando gérmenes, el “punto caliente” en los edificios de oficinas suele ser la sala de descanso, donde por lo general está el kitchenette, y en especial “normalmente el asa de la cafetera”.
Según un estudio de 2015 de la universidad de Arizona, en el que él colaboró, los niveles más altos de contaminación se hallaron en las llaves del caño del lavatorio en la sala de descanso y en el asa de la puerta del microondas.
El menú del restaurante
Es algo que casi todos los clientes tocan pero no suele limpiarse con la misma frecuencia o ahínco que otras instalaciones de los restaurantes. Gerba y su equipo encontraron – al menos en los Estados Unidos – una media de 185 mil bacterias en los menús que analizaron en varios restaurantes de tres estados. Según el microbiólogo, probablemente encuentres cien veces más bacterias en un menú pegajoso que en un asiento típico de un baño.
Bolsos, billeteras y monederos
La mayoría de los bolsos y billeteras no se lava y la gente suele utilizarlos durante varios años hasta que los tira. Normalmente se guardan o se apoyan en ambientes llenos de bacterias, como mesas de cocina, bolsos, superficies del baño y sobre los mostradores de restaurantes de comida rápida.
Eso hace que puedan ser infectados fácilmente y funcionen como vehículos de transmisión de enfermedades de un lugar a otro. Esa es la conclusión de un estudio científico realizado en 2015 y liderado por Biranjia-Hurdoyal, cuyo equipo encontró contaminación bacteriana en el 95% de las billeteras analizadas, tanto de hombres como de mujeres, de los que un 26% mostraba un crecimiento bacteriano moderado o grande.
Los investigadores concluyeron además que los monederos sintéticos tenían una mayor contaminación bacteriana que los de otros materiales, como cuero o tela.
La barra del carrito de la compra
Muchos supermercados limpian regularmente con desinfectante sus instalaciones pero no los carritos de la compra. En otro estudio Gerba encontró la bacteria Escherichia coli, más conocida como E.coli, en la barra de la mitad de los carritos de la compra que analizó, además de otras bacterias.
La E.coli está asociada a la materia fecal de animales y humanos y puede causar infecciones gastrointestinales graves. Según el especialista, muchos supermercados limpian regularmente con desinfectante los baños pero no los carritos de la compra.
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