“Toledo dijo que quería ser el vocero de los emerretistas”

por | Abr 18, 2018 | Política, Titulares

Anécdotas de la toma de la residencia del embajador japonés

Médico que atendió a rehenes y a los terroristas del MRTA recuerda los pasajes que le tocó vivir.

Juan José Bonilla Palacios fue uno de los cientos de rehenes que estuvo prisionero por los terroristas del MRTA que ingresaron a la Residencia del Embajador de Japón en Lima el 17 de diciembre de 1996, aunque fue liberado a los 5 días, pero luego tuvo que regresar. En entrevista con La Razón, el profesional de la salud recuerda algunos pasajes de estos días de suspenso que tuvieron en vilo al mundo entero, y no borra de su mente el actuar del expresidente Alejandro Toledo, quien también estuvo unos días retenido por los subversivos.

-Doctor, usted tuvo un papel importante en los días que duró la toma de la Residencia del Embajador Japonés en Lima allá por los 90, pues pese a que no se habla mucho de ello, usted tuvo que encargarse de la salud de los rehenes. ¿Qué recuerdos tiene?

Básicamente, lo que uno puede hacer mención es que de esa oportunidad hasta ahora obviamente lo que más recuerdo es el momento final de la liberación a través de los comandos Chavín de Huántar. Sin embargo, durante el tiempo que estuvieron los rehenes, tuvimos la oportunidad, como equipo médico, de acudir hasta tres veces para la atención de los rehenes y por supuesto también de los del MRTA durante su estancia en la casa del embajador.

-¿Y mientras estuvo como rehén, qué labor realizaba?

Durante los cinco días que yo estuve como rehén, participé en el equipo médico dirigido por el doctor Víctor Lucero y en el que también estaba el doctor Ariel Frisancho. Sobre esos aspectos no se ha tocado mucho, pese a ser muy importante el manejo de la salud, colaborando que todos estuvieran con buena salud. Ese aspecto no se ha tocado mucho, pero sí es un aspecto de mucha importancia, y para mí, como profesional, es crucial hacerlo presente.

-Usted fue liberado por los terroristas, pero luego tuvo que regresar para atender a los rehenes. ¿Qué acciones principalmente desplegó?

Sí, tuvimos la oportunidad de retomar las labores a través de la cruz roja, llevando equipamiento médico; yo hago ecografías e hicimos exámenes ecográficos a los rehenes y a los mismos del MRTA. Por ahí había uno que tenía problemas de salud y confirmábamos que felizmente era controlable, y también entre los rehenes había gente que tenía problemas, como el señor [Gilberto] Siura [excongresista], que tenía un cáncer avanzado pero que felizmente estaba estable.

-¿Cómo era el trato que tenían respecto a usted y los otros galenos los subversivos del MRTA?

En sí, le diré que la gente del MRTA fue consciente de que una de las participaciones importantes era el tener cuidado en la salud de los rehenes, porque esto tiene que ser controlado cuando hay este tipo de circunstancias. Ellos [los emerretistas] buscaron, como en mi caso, gente de confianza que pudieran cumplir sus expectativas. En el caso mío, el hecho de saber hablar japonés me permitió darle una buena atención a buena parte de los rehenes, muchos de los cuales eran solo de habla japonesa, la gente de la embajada, directivos de empresas japonesas; por eso que ellos [los emerretistas] se pusieron bastante contentos y al momento de yo ser liberado me dijeron, el señor conocido como el “Arabe”, con mucho agradecimiento, que había hecho una labor que a ellos les gustó y que esperaban volverme a ver, cosa que en ese momento uno lo toma en doble sentido, la idea que uno quiere salir libre y ya no quiere volver.

-¿Pero volvió?

Bueno, se presentó la oportunidad porque ellos mismos quisieron, por la confianza que tenían con los exrehenes médicos, para que fuéramos los exrehenes los que volviéramos, y rechazaron a los que el Ministerio de Salud había designado.

-Usted recuerda una anécdota con quien luego fuera Presidente de la República, Alejandro Toledo, uno de los rehenes.

Definitivamente todos comentábamos cuando él fue liberado, porque, uno, él tiene cierta tendencia hacia la izquierda y decía a los del MRTA que quería ser una especie de vocero cuando saliera antes, a favor de ellos, y, por otro lado, a todos nos decía ‘no se preocupen, que voy a salir y voy a hacer que los liberen a todos’. Eso lo mirábamos con un poco de duda y luego nos dimos cuenta que su personalidad la demostró ahí, porque lo que en realidad quería era salir él y no que el resto salga. Nunca más hubo una acción de él a favor de los rehenes y menos para los del MRTA.

-Incluso luego Toledo dio a entender que los emerretistas querían participar en la vida política del país…

En realidad él mucho prometió pero nunca hizo nada. Desde ahí yo me di cuenta qué tipo de persona es.

Médico sin ideologías

-Después de este recuerdo, lo vivido en la Residencia del Embajador Japonés, ¿qué le deja esto como profesional?

Confirmar que la labor del médico, en estas circunstancias, debe ser la que se debe llevar adelante, que es promover la salud de las personas, sean de condición económica humilde o de otra condición, o por cuestiones ideológicas a parte de la que uno tiene. La labor médica está fuera de otras expectativas o ideologías distintas a las que uno tiene.


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