De los Andes a la Amazonía, las festividades de Navidad en Perú reflejan un sincretismo cultural y religioso único, con expresiones declaradas Patrimonio Cultural de la Nación.
La Navidad en Perú es mucho más que una fecha religiosa; es un mosaico de tradiciones que combina creencias prehispánicas y prácticas católicas. En cada rincón del país, esta festividad se celebra con música, danzas y ritos que resaltan la riqueza cultural de las regiones.
En el mundo andino, la Navidad se entrelaza con el Qhapaq Raymi, una ceremonia ancestral dedicada al sol. Esta coincidencia no es fortuita, ya que ambas celebraciones representan renovación y esperanza. En la costa, destacan las danzas del Hatajo de Negritos y Las Pallitas, propias de Chincha y Huaral. Estas expresiones afroperuanas, realizadas con zapateos, guitarras y violines, honran tanto la herencia africana como el nacimiento de Jesús.
En la sierra, la Navidad cobra vida con festividades emblemáticas como la de Acobamba, en Apurímac, donde dos barrios compiten por ofrecer la celebración más vistosa. Allí, danzas inspiradas en el arrieraje, una práctica histórica de transporte, se convierten en un homenaje al Niño Jesús. En Huancavelica, los danzantes de tijera protagonizan un “atipanakuy” o competencia, mostrando destreza y creatividad en sus movimientos.
Lee también:
Andrés Hurtado permanecerá en prisión durante las fiestas de fin de año
Por su parte, en Huánuco, la Navidad se extiende hasta enero, marcada por la Cofradía de los Negritos. Esta danza, originada tras la abolición de la esclavitud en 1854, combina música afro-hispana y trajes elaborados con detalles dorados. Mientras tanto, en Junín, la Pachahuara recuerda tanto la libertad afroperuana como la alegría del nacimiento de Cristo.
En la Amazonía, las Pastoreadas Navideñas de Ucayali resaltan con jóvenes disfrazados de personajes bíblicos que cantan villancicos amazónicos al ritmo de tambores y panderetas. Esta celebración refleja el vínculo entre la fe y la biodiversidad local.
Finalmente, en Lambayeque, se realiza un nacimiento vivo, donde los personajes lucen trajes tradicionales, fusionando la marinera lambayecana con la adoración cristiana.
Estas festividades no solo refuerzan la identidad regional, sino que también muestran cómo en Perú, la Navidad es un encuentro entre lo sagrado y lo cultural, donde las costumbres ancestrales siguen vivas en cada celebración.