Más de 30 pozas utilizadas para la elaboración de los caballitos de totora quedaron inutilizables, generando pérdidas económicas y culturales en Huanchaco. Pescadores exigen acciones inmediatas.
En el balneario de Huanchaco, en Trujillo, región La Libertad, una grave inundación de aguas servidas ha destruido más de 30 pozas dedicadas al cultivo de totora, materia prima esencial para fabricar los tradicionales caballitos de totora. Este medio de transporte ancestral, utilizado por generaciones de pescadores, es un símbolo de la identidad cultural peruana.
La emergencia se originó tras el desborde de aguas residuales provenientes de pozas de oxidación cercanas. El vertido alcanzó el área considerada intangible por el Ministerio de Cultura, cubriendo las pozas y la vía alterna del lugar con lodo y agua contaminada.
Juan Carlos Guzmán, pescador afectado por el desastre, calificó la situación como un golpe irreparable. “Las pérdidas económicas son cuantiosas, pero lo más grave es el daño a nuestro patrimonio y a la identidad de nuestra comunidad”, lamentó.
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Los caballitos de totora, que datan de hace más de 3,000 años, son fundamentales para la actividad pesquera artesanal en Huanchaco. La destrucción de estas pozas representa un riesgo para la continuidad de esta tradición.
Los pescadores han solicitado apoyo urgente a las autoridades locales y nacionales para mitigar el impacto de este desastre. Entre las medidas propuestas destacan la limpieza inmediata del área afectada y la construcción de nuevas pozas para garantizar la producción de totora en el futuro.
Además de los daños a las pozas, la inundación también dejó intransitable una de las vías alternas cercanas, complicando la movilidad de los habitantes de la zona.
Hasta el momento, no se ha emitido un pronunciamiento oficial por parte de las autoridades responsables del manejo de las pozas de oxidación. Sin embargo, los afectados exigen respuestas inmediatas, pues el tiempo apremia para evitar un daño irreversible al ecosistema y al patrimonio cultural que representan los caballitos de totora.
Este incidente pone nuevamente en evidencia la vulnerabilidad de los humedales de totora y la falta de medidas de prevención para proteger uno de los legados culturales más valiosos del país.