El Departamento de Estado de Estados Unidos suspendió el financiamiento de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) en todo el mundo, incluyendo el Perú, así como casi todos los programas de apoyo en el exterior días después de que el presidente Donald Trump emitiera un decreto de gran alcance para poner un freno a dicha ayuda.
Todos los programas de apoyo destinados a naciones extranjeras que eran proporcionados por el gobierno estadounidense serán objeto de un minucioso análisis del cual depende su continuidad o bien la cancelación permanente.
El secretario de Estado, Marco Rubio, envió un cable, a todos los puestos diplomáticos de Estados Unidos describiendo la medida, que implica miles de millones de dólares de financiación del Departamento de Estado y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) para programas en todo el mundo.
El cable exige la suspensión inmediata de la ayuda exterior existente y pone en pausa la nueva ayuda. En los próximos meses, según el cable, la administración desarrollará estándares para una revisión de si la asistencia está “alineada con la agenda de política exterior del presidente Trump”, que es contraria a la ideología de género, el aborto y la agenda izquierdista y progre.
“Las decisiones sobre si continuar, modificar o terminar los programas se tomarán después de esta revisión”, dice el cable, señalando que dicha revisión debe completarse en 85 días.
En su decreto, Trump afirmó que “la industria y la burocracia de la ayuda exterior de EE. UU. no está alineada con los intereses y los valores estadounidenses”.
Agrega que esta ayuda internacional “sirve para desestabilizar la paz mundial promoviendo ideas, en países extranjeros, que son frontalmente contrarias a la armonía y estabilidad interna de los países y fomentan conflictos entre estados”.
CONTRA PROGRES
Respecto a por qué Trump ha tomado una decisión tan drástica con la ayuda exterior de los Estados Unidos, el editorial del portal El Montonero, dirigido por Víctor Andrés Ponce, lo aclara: “Por la sencilla razón de que el nuevo gobierno ha decidido emprender una cruzada mundial contra el progresismo y el wokismo internacional, movimientos ideológicos que, de una u otra manera, explican el declive de las sociedades occidentales. Cuando en la Orden Ejecutiva se señala que la asistencia internacional de los Estados Unidos es contraria a la armonía y estabilidad interna de los países se señala directamente a las oenegés anticapitalistas que han pululado en el mundo con la ayuda y protección de la asistencia estadounidense”.
Agrega que “en el Perú las oenegés que han construido los relatos y narrativas predominantes en las últimas tres décadas, que han organizado la polarización política que desató una de las judicializaciones de la política más feroces de Hispanoamérica y que, finalmente, permitieron la llegada al poder de Pedro Castillo; que han construido las fábulas en contra de la minería, las agroexportaciones, la industria pesquera, el turismo y la inversión privada, generalmente han sido financiadas por países occidentales y el propio Estado Unidos”.
Por ello considera que la medida adoptada por Trump “será un golpe letal al progresismo nacional e internacional y sus estrategias para evitar la consolidación institucional, la inversión privada y el crecimiento”.
NO RINDEN CUENTAS
Durante años las ONG vinculadas a la denominada izquierda caviar se han beneficiado con los millonarios presupuestos destinados para este tipo de proyectos, pero han mantenido en la opacidad la detallada rendición de cuentas.
Si bien la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI) es el órgano encargado de monitorear el adecuado uso de estos recursos, en la práctica no era así.
Es por ello que el año pasado la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso aprobó un proyecto de ley para incrementar las facultades de la APCI en el control de los recursos del exterior que recibían las oenegés.
Este hecho desató una ofensiva brutal contra el Parlamento, impulsada por la caviarada que no quería transparentar el uso de dichos millones. Lo más indignante fue que dicha ofensiva contó con el respaldo de embajadas de una decena de países, entre las que figuraba la de Estados Unidos
Al respecto, el editorial del portal de Víctor Andrés Ponce indica: “Todos esos alineamientos cambian radicalmente con la Orden Ejecutiva de Trump que comentamos. Si desde el propio Estados Unidos se sostiene que la ayuda exterior de la gran nación del norte fomenta la desestabilización interna de los países y no está alineada con los valores estadounidenses, ¿qué argumento pueden levantar ahora las corrientes progresistas para oponerse al proyecto sobre el control de los recursos que reciben las oenegés del exterior, que solo replica la legislación de los países desarrollados?”.
CONTRA EL ABORTO
De otro lado, el presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó cortar los fondos federales dirigidos a financiar o promover los abortos electivos.
Asimismo, Trump firmó otra orden ejecutiva que restablece la política antiabortista, que prohíbe que se destinen fondos federales a organizaciones no gubernamentales extranjeras que practiquen abortos.
Esta política, instaurada por primera vez en 1984, había sido eliminada durante el mandato del presidente demócrata Joe Biden.
En un mensaje en video, Trump prometió apoyar esta iniciativa: «En mi segundo mandato, volveremos a defender con orgullo a las familias y los derechos de los no nacidos, protegiéndolos de los ataques de la izquierda radical contra las iglesias», les dijo.
CONTRA PROGRES
Trump firmó la semana pasada una orden ejecutiva que establece que la política oficial de su administración será reconocer únicamente “dos sexos”: masculino y femenino.
“A partir de hoy, en adelante será política oficial del gobierno de Estados Unidos que solo haya dos géneros, masculino y femenino”, dijo.
La identidad sexual de las personas será definida exclusivamente por los gametos que posean, es decir, por criterios biológicos.
Esta medida representa un cambio significativo en las políticas relacionadas con la identidad de género adoptadas en administraciones anteriores, que permitían mayor flexibilidad en el reconocimiento de identidades de género diversas.
