Por: Pablo Carranza
– Estamos a pocos días la cumbre APEC en medio de un caos social, político, institucional y económico ¿a usted le preocupa que Perú dé una mala imagen?
Por supuesto, la imagen es el valor más importante en este mundo global de las personas, las organizaciones, las instituciones, los gobiernos especialmente. De modo que una afectación a la imagen país va a humanizarse en términos económicos, políticos y sociales. Sin embargo, hay que hacer todos los esfuerzos para que eso no ocurra más de lo que ya está degradada a la imagen del país, pero se necesita evitar lo más posible a las opciones extremistas radicales, sobre todo vinculadas a Sendero Luminoso, al MRTA y auspiciadas por Castillo y su gente, y por Antauro Humala y su gente. Además de todos los caviares que le están haciendo el juego. Es muy importante tener claro esto.
– ¿Estaría bien que vaquen a la presidenta de la República Dina Boluarte?
No creo que la vacancia presidencial en estos momentos sea una opción. Si estamos a pocos días de este magno evento y tiene mucho que ver con los intereses nacionales y populares, sería una locura, una estupidez pensar en eso. Pero la vacancia puede ser posible más adelante porque el país está perdiendo demasiado con la incapacidad e ineficiencia del gobierno y con la corrupción. Todo lo que está sucediendo en el gobierno, el Congreso de la República, el Poder Judicial, la Fiscalía, casi todos los poderes del Estado están contaminados y se expresan en todos los términos. La debilidad ciudadana tiene mucho que ver con eso, La criminalidad tiene mucho que ver con eso, con la falta de capacidad de conducción del país.
– ¿Qué implica que todas las instituciones estén enfrentadas?
Obviamente el Estado es un caos, algo nunca antes visto. Enfrentamiento, confrontación agresiva entre el Gobierno y el Congreso, el Gobierno con la Fiscalía, la Fiscalía contra el Gobierno y los congresistas, los congresistas contra la Fiscalía y el Poder Judicial. El mismo Jurado Nacional de Elecciones cuestionado igualmente. La Junta Nacional de Justicia, incluso el Tribunal Constitucional, increíble. Entonces, estos problemas suscitados entre estos poderes del Estado o entidades públicas importantes tienen que ver con algunas cuestiones fundamentales. Primero, que no están delimitados estrictamente los espacios públicos de competencia de cada entidad. De modo que decisiones del Congreso son relativas por un juez, por ejemplo, o decisiones de la Fiscalía son observadas por el Congreso. Es un tema. El otro tema es de carácter político, de poder, donde tienen mucho que ver los rojos y caviares que son los que vienen controlando hace como treinta años los poderes públicos, y que en mi concepto son los principales responsables de este caos de gobernabilidad que vive el país actualmente. De modo que hace falta poner orden y tenemos gente conduciendo el país, como la presidenta, que tiene un equipo mediocre, de incapaces e inmorales, que están en el Ejecutivo. Pues, entonces, no hay visos de que esto se resuelva, pero hubo un componente muy importante, que era, por ejemplo, demostrar que hay autoridad. La autoridad se sustenta en capacidad, calidad y condiciones, por un lado, y también se sustenta en carácter, comportamiento y conducta, por otro.
– ¿De dónde nace el poder de los ‘caviares’?
El control ‘caviar’ es una simbiosis casi perfecta de factores que provienen de la academia, de las universidades, de las organizaciones no gubernamentales, financiadas incluso por entidades capitalistas como de George Soros, por ejemplo, y hasta por el mismo Departamento de Estado norteamericano. Tienen, incluso, poderes de comunicación. Es increíble. Ellos se tumbaron, por ejemplo, a Merino. Esa articulación de caviares y rojos metidos en estos organismos y, además, tienen, por supuesto, el aval la reciprocidad de movimientos populares que están vinculados a ellos por su identidad ideológica y política. La confederación de trabajadores, sindicatos de todo tipo, movimientos populares, profesionales, etc.
– ¿Usted cree que esta situación cambie con la bicameralidad?
Yo sí creo que va a cambiar para mejor en la próxima elección que el país realice, creo que el pueblo fundamentalmente tiene que tomar nota y aprender que no puede regalar su voto a cualquier pobre diablo que está postulándose. O sea, la población tiene que elegir mejor y todo esto que está ocurriendo es un aprendizaje para que la población valore su voto. Por un lado eso, y por otro lado que la bicameralidad va a posibilitar que haya mejores parlamentarios. El Senado, por ejemplo, va a estar constituido por gente más pensante, más lucida, más coherente, con más vuelo político, con más visión de país y de mundo. Y la cámara de diputados igualmente, va a estar mejor representada por partidos que no están ahora. Fíjate, en estos momentos los partidos políticos que están en el Congreso son partidos legales, pero no reales, son de papel, pero no de realidad, son partidos de propiedad de personas, de empresas, de universidades, de grupos de poder. Pero ninguno de estos tiene identidad ideológica, no tiene línea política, no tiene propuesta programática, no tiene una estructura orgánica de conducción. En esta elección que viene va a estar el APRA, por ejemplo, que es un logo que pesa, que está metido en la conciencia colectiva de casi la mayor parte de la gente.
– ¿Qué peligro representa que haya más de cuarenta partidos políticos habilitados para postular a la presidencia?
Tiene un tremendo peligro porque la gente difícilmente va a calibrar ¿quién es quién en ese maremágnum político partidario? Yo creo que va a imponerse en la recordación de la población electoral los partidos que son más conocidos y reconocidos, los que tienen más historia y más tradición. Lo que realmente es algo increíble, negativo, por supuesto, hay cuarenta partidos. ¿Dónde has visto eso, no? En el mundo solamente hay líneas políticas de derecha, de centro, o de izquierda, no más. Usualmente en los países hay tres partidos, o dos como en Estados Unidos, Inglaterra, Francia, pero acá hay cuarenta.
– ¿Cómo se encuentra políticamente Perú en estos momentos?
Perú se encuentra muy mal, terriblemente mal, en estado crítico, cuasi extremo o extremo, particularmente en el campo político. Con consecuencias, por supuesto, económicas y sociales. Pero la crisis política alimenta en negativo los otros aspectos. ¿Por qué estamos mal? porque tenemos un gobierno incapaz, inmoral, inepto y corrupto, que es la herencia que nos han dejado los comunistas que impusieron a Pedro Castillo, pero la señora Dina Boluarte era la vicepresidenta, y el otro que está fugado, que es Cerrón. Entonces, esta gente ha llegado realmente porque factores muy raros, sospechosamente, impusieron que así fuera el resultado final. De modo que es gente que no está preparada, no está calificada. No tienen las dos condiciones fundamentales para hacer gestión pública, que son en mi concepto: uno, que sean personas que tengan aptitud, o sea que tengan capacidad, calidad y condiciones. No las tienen. Y dos, que tengan actitud, o sea, carácter, comportamiento y conducta. Entonces, este gobierno está realmente casi en el aire, respaldado por un Congreso de la República de gente igualmente inepta, incapaz, inmoral y corrupta que lo sostiene. Ahora, en este contexto hay una sociedad civil que no funciona como corresponde a un país que debe tener una ciudadanía que tenga capacidad y condiciones para poder modificar la situación existente.
– ¿Cómo se explica este caos político-social y la decadencia institucional que eso conlleva con la economía estable que goza Perú?
Es una importante pregunta que tú haces. Esto responde a las características específicas propias del Perú, diferentes a los de otros países de la región. El Perú es un país que es una mezcla de legalidad e ilegalidad. Es una simbiosis de informalidad y formalidad. Somos un país raro. Aquí el 70 u 80 por ciento de la población económicamente activa está vinculada a la economía informal. Entonces, ese colchón amortiguador de lo informal ayuda a que la economía no se detenga y también ayuda a que la sociedad no se altere. En el caso económico, por ejemplo, la gente vive el día a día. O sea, si no trabaja, no come, no vive. Por eso las marchas o los paros en el Perú no tienen mucho éxito. Perú no es un país formal donde los trabajadores están asalariados, no es sindicalizado, no, no. Acá es apenas el 20% de la población económicamente activa la que está vinculada a una relación de esta naturaleza. Y socialmente, el país se mantiene porque por lo menos de una familia, en forma rotativa, unos miembros siempre están trabajando, siempre están generando ingresos. Entonces, la economía no para y la sociedad tampoco se derrumba.
– ¿Qué tipo de salida le ve usted a esta situación?
Creo que la salida es política a la crisis política. Eso significa que los peruanos tenemos que elegir bien la próxima vez, si es que la señora (Dina) llega al 2026 con el Congreso. Eso significa que la gente tiene que elegir candidatos de partidos políticos solventes, que tengan historia, tradición, principios, fundamentos, que tenga ideología, línea política, propuesta programática y, por supuesto, la conducción legitimada. Eso no existe actualmente. Casi todos los partidos políticos que están en el Congreso son partidos propiedad de una persona, de una empresa, de una universidad que responde a intereses estrictamente personales o de familia. Ahí no hay intereses ideológicos ni políticos, son intereses personales. Incluso la izquierda marxista, leninista, maoísta, que se ha roto a partir de Perú Libre, igualmente responde a intereses de grupo personal. Están acostumbrados a vivir de eso. Entonces, la salida es política: elegir candidatos que respondan a intereses nacionales y populares que tiene que ser de partidos históricos, donde hay formación escuela de gobierno y de gestión pública.
– ¿Usted cree que el Apra puede ocupar esa posición?
Creo que el APRA en esta elección va a ser uno de los cuatro partidos que más votos va a tener. Uno, el APRA está en todas las regiones, provincias y distritos del Perú. Hasta en algunas organizaciones populares hay un local del partido. Es un partido organizado. Dos, el partido APRA tiene gente conocida y reconocida. O sea, gente que tiene capacidad, calidad y condiciones para poder ejercer la política y la gobernabilidad. La gestión pública última de Alan García ha sido el mejor gobierno de los últimos 50 años y para algunos del siglo: se redujo la pobreza en más de 20 puntos, la economía creció. La gente vivió en condiciones de satisfacción de necesidades básicas, de mejoramiento de la calidad de vida. O sea, hay una buena recordación de su gestión y ahí está el tren eléctrico, por ejemplo. El APRA es un logotipo, una marca que se mantiene por encima de los 40 partidos que están inscritos ahorita. O sea, la gente recuerda al APRA, a Haya y Alan.
– ¿Qué ideas políticas vuelca en todos los libros que ha escrito?
He escrito más de 10. Uno, mis libros hablan del Perú como una posibilidad de desarrollo económico, de progreso social y de modernización política y de gobierno. Esa es la síntesis. Dos, también hablan de libertad y democracia, justicia social y derechos que tenemos que preservar y cuidar. Tres, mis libros hablan de la capacidad que tiene la economía y la sociedad peruana para superar todas las circunstancias. O sea, el Perú tiene buenas bases sociales, buenas bases económicas, son fundamentos a partir de los cuales podemos crecer, desarrollar, distribuir riqueza. Y, cuarto, yo creo que el Perú es un país que puede salir a adelante.