Por: Phillip Butters / Vizcarra: La pena de muerte para violadores y “la otra” pena de muerte/ Si alguna habilidad tiene Martín Vizcarra, definitivamente no es para el buen gobierno ni para la ejecución presupuestaria. No es leal ni consecuente con lo que dice.
Él es un adalid de la corrupción y no se fija en la viga que tiene en el ojo propio sí señala las pajas que tienen ojos ajenos. Les cuento por qué.
El presidente, muy populistamente dice que el coronavirus es una plaga que no va a matar a nadie. Genera una psicosis colectiva y todo el mundo desvía su atención hacia una enfermedad perfectamente manejable y controlable, y que no hace tanto daño en el Perú como la tuberculosis o el dengue, que su propio gobierno no puede mitigar.
De pronto salen especialistas a decir que el coronavirus tiene una mortandad entre el 1% y 3% en China y que en el Perú no habría mayores estragos, entonces Vizcarra se da cuenta que su psicosocial no tiene que ir por ahí, sino en la pena de muerte de violadores.
Para poder lograr dicha pena tendríamos que salir, entre otras cosas, del Sistema Interamericano de la Corte de San José, el tema que siempre he promovido y lo voy a seguir haciendo, pero que sería responsabilidad del Legislativo.
Aclaro que siempre he pensado que la pena de muerte es parte de la solución y que sí es disuasivo.
Dicho esto, Vizcarra no habla de la otra pena de muerte que él está promoviendo continuamente. Si ustedes se fijan con todo su sentido común en lo que va a pasar entre el año 2021 y 2026, es que van a morir presos Toledo, Eliane Karp, PPK, Alberto Fujimori, el Gral. Hermoza Ríos, Luis Castañeda Lossio, Yehude Simon (en estos dos últimos casos no existe peligro de fuga y serán juzgados en libertad). Lo mismo le pasará a Susana Villarán y sus compinches. Igual los apristas Jorge Del Castillo, Velázquez Quesquén o Mauricio Múlder, porque claramente quieren presionar a Luciana León en meter a la cárcel a lo que José Domingo Pérez y Vela Barba llaman “Organización criminal Partido Aprista Peruano”.
Si con penas muy largas van a la cárcel Susana de la Puente (imputada como receptores de fondos de PPK), Lourdes Flores (si se le comprueba que recibió dinero de una organización como Odebrecht, y por supuesto convierten al PPC en una eventual cueva de ladrones), también morirán en prisión.
Y así, comiencen a ponerles penas de 20, 28 años a todos los políticos que ustedes saben que tienen más de 55 años. Le pasará a Ollanta Humala como a muchos otros que tienen entre 55 y 60 años y les van a meter 20 años de cárcel.
Es decir, en el Perú ya hay pena de muerte, porque los caviares lograron la sumatoria de penas y anularon los beneficios penitenciarios para los electos funcionarios públicos.
Vizcarra tiene que darse cuenta que a él mismo le va calzar “esa pena de muerte” porque tarde o temprano será juzgado por sus vínculos con Odebrecht, por GYM Vizcarra y por sus obras como el hospital de Moquegua y con otras once o doce acusaciones fiscales que tendrá.
Así que él también que se ponga en la cola, porque la historia le va a jugar una muy mala pasada a los que ahora aplauden eso.
Nota aparte para Rocío Silva de Santisteban, promotora del aborto, pero que dice que no hay que ponerle pena de muerte a los hombres mayores maduros, hechos y derechos, que deciden robar. Qué mujer tan extraña, ¿no? Promueve la muerte de los niños indefensos y de Alberto Fujimori (se opuso a su indulto) o de Hermoza Ríos-está en la cárcel y su salud es absolutamente precaria- pero no se acuerda que sus camaradas izquierdistas van a estar en la misma cola, la de la parca.