Por Francisco Diez-Canseco Távara (*)
Ya sabemos que la Cumbre de las Américas, que se realizará en abril en Lima, es un periódico saludo a la bandera que a nada conduce.
En esta oportunidad, por lo menos está sirviendo para poner en evidencia el rechazo explícito de los países integrantes del Grupo de Lima a la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela, incluyendo la desinvitación formulada por el gobierno de Kuczynski.
Como los rojos peruanos no aprenden, han convocado en las mismas fechas a una paralela “Cumbre de los Pueblo” en la que, acaban de anunciarlo, darán su respaldo a Maduro buscando una salida al “complejo” problema venezolano.
El problema de Venezuela no es complejo: se reduce la existencia de un régimen brutal, abusivo y antidemocrático liderado por un personaje incompetente y corrupto como Maduro -heredero de Hugo Chávez- que pretende reelegirse, de nuevo en forma fraudulenta y manipulada, dentro de unas semanas.
Está ya claramente establecido que, mientras duró el auge del petróleo, la dictadura venezolana de Chávez y luego de Maduro sostuvo a los Castro en Cuba y financió a diversos políticos marxistas en América Latina, incluyendo a Ollanta Humala.
No es de extrañar que, por tanto, los rojos peruanos salgan ahora a respaldar al sátrapa venezolano pese a las crecientes barbaridades que viene cometiendo con el pueblo de su país, mientras aceleradamente destroza su economía, dependiente del precio del precio del petróleo, a través de manejos populistas e irresponsables.
Esto es lo mismo que podríamos esperar de los rojos y caviares -rojos aburguesados- peruanos si llegaran al Poder: un régimen violatorio de los Derechos Humanos que dicen defender y comprometido, sólo de palabra pero no en los hechos, con el pueblo para el que dicen trabajar.
Es indispensable desnudar a estos falsos revolucionarios frente a una juventud que los acoge, aunque felizmente en forma minoritaria.
La necesidad de una revolución pacífica en el Perú no emergerá jamás de las canteras obsoletas y corruptas del marxismo, como tampoco de aquellas de una derecha cuyos principales dirigentes, como se dice en criollo, ya fueron.
(*) Presidente de Perú Nación
Presidente del Consejo por la Paz