En el Día de los Muertos, que se celebra cada 2 de noviembre, es usual que las familias se vuelquen a los cementerios para saludar a sus difuntos, pero hay otras tradiciones muy arraigadas en el Perú.
Según la tradición, se cree que las almas llegan a la tierra el 1 de noviembre en el Día de Todos los Santos y luego, al día siguiente, retornan a su morada.
Este día de los muertos fue instaurado en Francia, en el año 998 d. C. por el monje benedictino San Odilón; siendo aceptada por Roma hacia el siglo XVI d. C. La evangelización hizo que estas celebraciones católicas se extendieran alrededor del mundo; sin embargo, en cada región adquirieron rasgos particulares ya que se les fueron incorporando elementos propios de las tradiciones locales.
Así, se desarrollaron varios procesos de sincretismo cultural propios de su identidad regional dando lugar a diversas celebraciones alrededor del mundo, que destacan por estas particularidades culturales, producto de la cotidianidad y relevancia de diversos pueblos sobre estas fiestas. En este sentido, destacan México, España, Colombia, Bolivia, Brasil y también nuestro país.
El día de los muertos en el Perú
En muchas ciudades de la sierra se visitan los cementerios, limpiando los nichos y pintándolos para tener así bien cuidado a su familiar.
Asimismo, se preparan panes especiales conocidos como guaguas, las cuales se hacen en forma de niños, caballos, estrellas. Estos panes suelen ser bautizados contando con la presencia de un sacerdote, los padres y padrinos, siendo característico de ciudades como Cajamarca y Arequipa.
En Puno y otras zonas, la celebración por el día de los muertos empieza 15 días antes con el intercambio de productos entre los familiares para posteriormente, el primer día de noviembre, colocar en el hogar una tómbola o tumba, la cual es un altar preparado para el familiar fallecido.
En el caso de Lima, las inmigraciones han originado variadas manifestaciones culturales en los cementerios acompañados de danzas y música.