Las fuertes lluvias y el cambio de clima en Granada han originado el fallecimiento de estos ciervos.
Los ciervos, como otros animales silvestres e inclusive domésticos, conviven con normalidad con una bacteria que los sigue de modo usual y se ubica en sus vías respiratorias altas. Es la Manhemia haemolytica. Empero como explica el programa de vigilancia epidemiológica de la fauna silvestre en Andalucía, un escrito gubernamental andaluz que decide cómo proceder en caso de alerta sanitaria en los animales, dicha convivencia pacífica se troca algunas veces en enfermedad.
El escrito plantea que esta bacteria, que no perjudica al ser humano, puede desencadenar una “enfermedad frente a la existencia de otros agentes infecciosos, situaciones de estrés u otros componentes predisponentes”. En la Sierra de Baza, en Granada, los ciervos han llegado a la primavera bastante debilitados tras un otoño y un invierno en especial secos. Dicha extenuación fue el componente “predisponente” que ha causado el deceso de 84 ciervos incapaces de defenderse, frente a un cambio brutal en las condiciones meteorológicas, de la existencia de la bacteria que continuamente va con ellos. Al final, una congestión pulmonar severa ha destruido con su historia.
La cifra de animales muertos todavía puede alterar. José Ángel González, responsable de Plan Sierra de Baza, sociedad que difunde y promueve los valores del Parque Natural, estima que “esa cifra todavía se puede multiplicar por 3 o por cuatro″. González explica que “el parque tiene 53.000 hectáreas, de esta forma que no tenemos la posibilidad de saber todavía qué ha pasado en los varios barrancos y otros rincones inaccesibles que tiene esta sierra”.
Manuel Francisco García, encargado de Desarrollo Sustentable del comité andaluza en Granada, prefiere no especular sobre esto. “Estos son los que han aparecido y dicha es la cifra que poseemos a día de hoy”, dice.
