La “estrella de Belén” se produce por la conjunción de los dos planetas más grandes del sistema solar, Júpiter y Saturno y se podrá ver en su máxima expresión el próximo 21 de diciembre.
Sin los avances científicos realizados a través del tiempo, viviríamos inmersos en innumerables incongruencias, no tendríamos idea de qué es el sol o de dónde nace el aire que respiramos. Asimismo, conocemos que en la antigüedad la religión estaba por encima de la ciencia, tomaba el control de la ciudadanía y no vacilaba en asesinar incluso, a mujeres que intentaran hacer algún descubrimiento en favor de la humanidad. Hoy ese es un concepto incoherente, sabemos que la propia comunidad científica se encarga de darnos nuevos métodos de estudio hacia los colegios, universidades y demás centros de formación académica. La cultura científica se expande y nos hace entender el valor del “ensayo y error”. Gracias a sus aportes lo que antes nos parecía caído del “cielo”, hoy sabemos con exactitud qué es, y cómo nace en base a ello una nueva naturaleza de estudio. Es el ejemplo de la “estrella de Belén”.
El fenómeno astronómico conocido como “Estrella de Belén”, que se produce por la conjunción de los dos planetas más grandes del sistema solar, Júpiter y Saturno, se podrá ver en su máxima expresión el próximo 21 de diciembre. Se trata de un espectáculo que no ocurre hace 800 años y se cree que dio origen al relato de la estrella brillante que, de acuerdo a los textos bíblicos, guió a los «Reyes Magos”, hace dos milenios.
“Según las escrituras y la astronomía que nos permite saber cuál fue el cielo del pasado y cuál será del futuro, la posición de los planetas se pueden calcular como un relojito mecánico, hace dos mil años hubo una conjunción muy interesante que se repitió en el siglo XIII y por eso se habla de que hace 800 años no se ve”, afirmó Diego Bagú, director del Planetario Ciudad de La Plata.