Hace 10 años, Pep Guardiola impulsó a sus jugadores después de un año de provocaciones del Madrid y de Mourinho
Pep Guardiola había mantenido un perfil bajo que contrastaba con la agresividad del portugués. Hasta que llegó ese día. “Como el señor Mourinho se ha tomado la licencia de llamarme Pep, yo le voy a llamar a él José”. Así empezó un discurso que, en realidad, no fue un calentón, pero eso se sabría más tarde.
“Mañana a las 20.45, nos enfrentaremos en el campo. La Champions de fuera del campo ya la ha ganado, se la regalo. En esta sala, él es el puto amo, el puto jefe. Es el tío más listo del mundo. No quiero competir ni un instante. Sólo quiero recordarle que estuvimos juntos cuatro años en el Barcelona. Él me conoce, y yo le conozco”, dijo.
Luego, Pep Guardiola hizo alguna referencia a lo que llamó “la central lechera” y cerró su discurso con una frase de la canción de Lluís Llach, ‘País petit’. Sin embargo, el técnico catalán no hizo caso a ninguno de los dos, porque pensó que necesitaba sacudir al equipo.
Por último, el objetivo de Pep Guardiola surtió efecto: “Los vídeos de aquella noche, tras la cena, relajaron el ambiente y la gente se tronchó”. Todo aquello sentó bien a la plantilla, que fue capaz de ganar al Madrid en el Bernabéu (0-2).