Desde 2 mil y pico de años a la fecha, «gracias» a que le endilgaron al pueblo judío la faena de haber matado a «Dios», el pueblo judío ha estado perseguido por los 4 rincones de la tierra.
¿Pero cómo «pudo» el pueblo judío, haber matado a un Dios, no corpóreo?
Todos los días, varias veces al día, desde los tiempos bíblicos, en una de sus oraciones, el pueblo judío repite: «Oye Israel, Adonai es nuestro Dios, Adonai es Uno».
Los pueblos idólatras de la antiguedad, Cananeos, Egipcios, Romanos, Griegos, Babilonios, Persas, Filisteos, etc… tenían dioses hechos con sus propias manos, dioses con ojos que no ven, oídos que no escuchan, pies y manos que no se mueven, nariz que no respira, etc. el pueblo judío, tenía fe en un Dios que nadie, pero absolutamente nadie, sabe cómo es. Lo único que se sabe de él, es el «Manual de Instrucciones», es decir, EL PENTATEUCO, que -valga la pena decirlo-, aunque parezca que no es así, busca la Justicia Social.
El Pentateuco, dictado por «ése» Dios a Moisés, habla por ejemplo, de “no sobornar, no estafar, no «tumbar» o ponerle zancadillas al ciego (al ignorante), no tener dobles pesas, no especular, no a la relación homosexual, no tener sexo con animales, responsabilidad en daños y perjuicios, no trasnochar el salario de los trabajadores, no robar, no matar, amar a padre y madre, respeto por la naturaleza y el ser humano, su propio hermano, etc, etc.
El Pentateuco, es un Documento Racional. Dios le dijo a Moisés: Estas Leyes que Te entrego, están muy claras y muy sencillas. No tienes que buscar Ángeles o Santos que te las traduzcan, ni cruzar los mares para que te las expliquen. Tienes el LIBRE ALBEDRÍO. O me sigues, confías en mi y te va a ir bien, o desconfías de mí, te alejas de mi y te va a ir mal. Como dicen, «cuentas claras, chocolate espeso».
Pero aconteció, que la «franquicia» que tenían directa de Dios y a través de Abraham, Isaac, Jacob y Moisés, fue arrebatada y a partir de ahí, a la fecha, se señaló al pueblo judío, como los «asesinos de Dios».
Un Dios, que según Él mismo lo manifiesta, dijo lo que dijo para una eternidad. El Dios que sostiene al pueblo judío, no dijo nada que a posteriori tomara el caracter de «Antiguo», para cambiarlo y sacar un Manual «Nuevo».
Así las cosas, a partir de ahí, el Pueblo judío, fue perseguido, asesinado, diezmado, ante la pasividad e indiferencia de toda Europa: Cruzadas, Inquisición, Nazismo, persecuciones en Asia, en Rusia, la Zarista y la Comunista, Pogroms, etc.
Al término de la II Guerra Mundial, pasado el Juicio de Nuremberg y las buenas voluntades y los «mea culpa», se creía que el pueblo judío, iba a vivir en Paz, porque muchas naciones reconocieron que su respectivo país se volvió cómplice de esos asesinatos, como fue el caso de Alemania, quien reconoció su error, siendo de paso, hoy en día, un gran aliado de Israel. Otros países, como Polonia, han dicho: «No fuimos nosotros, fueron los otros», haciendo referencia a que ellos no tuvieron que ver nada, pero absolutamente nada con el problema del Holocausto. Los ciudadanos que «sapeaban» a las autoridades Nazis-Polaco-Germanas, que tenían como vecinos a judíos, ¿serían polacos o no?
(Un amigo, (qepd-2004) que podría ser como mi padre, Isaac Guberek, me contaba que hizo un viaje -desde Colombia- a Polonia, en 1998, a Yelojow, su pueblo natal. Llegó a donde estaba su casa. Tocó la puerta y reconoció que quien le abrió, era su vecino de juegos de su niñez. Era el vecino de al lado. Cuando los polacos y los nazis se llevaron a lo que quedaba de su familia, ellos ocuparon la casa. Le permitieron muy amablemente entrar y con gran sorpresa vio que todos los muebles, vajillas, adornos y cuadros, eran los que él recordaba, de su infancia).
