Nikola Jokic se mete en el selecto club de jugadores que logran el MVP dos años seguidos.
Nikola Jokic fue escogido esta madrugada como MVP (Jugador más valorado, por sus siglas en inglés) de la NBA por segundo año consecutivo. Un logro impensable hace unos años, una vez que, aún en Serbia, era un infante con sobrepeso al que no le importaba bastante el baloncesto y prefería tomar gaseosa con sus hermanos a medida que su territorio padecía en la guerra de los Balcanes.
Jokic, nacido hace 27 años en Sombor, a 180 kilómetros de Belgrado, echaba la vista atrás en una entrevista con Bleacher Report en 2017 para rememorar una niñez marcada por “sirenas, refugios antiaéreos” y una vivienda, la suya, “siempre con las luces apagadas”. Ahora, 7 años más tarde de volar a Estados Unidos por primera ocasión, el pívot de los Denver Nuggets ha dejado dicha oscuridad en el olvido con una temporada de récord —27 aspectos, 14 rebotes y 8 asistencias por partido— que le ha servido para revalidar la máxima excepción personal del mundo por delante de Joel Embiid (Philadelphia 76ers) y Giannis Antetokounmpo (Milwaukee Bucks), los demás 2 finalistas.
Mucho cambió el relato para ese muchacho paliducho que alcanzó Colorado en el verano de 2015. Un año anteriormente, los Denver Nuggets lo habían seleccionado en la segunda ronda del draft —puesto 41º— procedente del KK Mega serbio, un equipo sin fuste inclusive para el aficionado europeo. Ahí, a lo largo de sus primeras incursiones en el primer equipo, Jokic coincidió con el veterano Goran Cakic, que daba sus últimos coletazos como jugador profesional. “Todavía era bastante muchacho, poseía 17 años, sin embargo, una vez que subía a practicar con nosotros mismos ya se veía que era bastante inteligente. Todo fingía simple para él sobre el parqué”, confiesa el ahora directivo por teléfono.