La segunda temporada de la hilarante comedia “Hasta que la tele nos separe” va todo julio, en el Teatro Peruano Japonés. Habrá doble función por Fiestas Patrias.
Concluida la primera etapa de su exitosa gira nacional que los llevó a presentarse a casa llena en ciudades como Arequipa, Iquitos, Chiclayo y Trujillo, Johanna San Miguel y Carlos Carlín preparan el regreso a los escenarios limeños de su hilarante comedia “Hasta que la tele nos separe”. La segunda temporada de la aplaudida obra irá del 2 al 31 de julio, con doble función por Fiestas Patrias, en el Teatro Peruano Japonés.
“Estamos regresando a pedido del público porque nos fue súper bien en la primera temporada y nos han pedido hacer más funciones, así que volvemos con todo”, afirma Carlos Carlín del esperado retorno de “Hasta que la tele nos separe”, el espectáculo que después de 13 años volvió a reunirlo sobre las tablas con su entrañable amiga Johanna San Miguel.
“Hasta que la tele nos separe” es la obra número cinco en la que los queridos actores trabajan juntos como una pareja actoral. La trama aborda de manera divertida las cosas que dos personas de más de cinco décadas hacen para encontrar un compañero de vida. “Mostramos cuáles son las herramientas tecnológicas que ahora tenemos a la mano para encontrar el amor”, dice Carlín.
“También, mostramos cómo en esta decisión de buscar a la pareja ideal van pasando desamores que te van calando en el corazón. Pasa el tiempo y te vas dando cuenta de que el amor no es tan fácil de conseguir. La obra llega a todas las generaciones porque abarcamos el Tinder, el Grindr, el WhatsApp…”, acota San Miguel.
En la vida real, Carlín confiesa que usar Tinder le haría sentirse avergonzado. “El solo hecho de pensarlo me produce un sentimiento de soledad. Es como estar buscando migajas de amor para hacer ‘match’ con alguien que está tan solo como tú”, reflexiona el actor. Por su parte, Johanna asegura que ella preferiría “encontrar el amor de una manera casual”, antes que recurrir a alguna de estas aplicaciones. Ambos actores coinciden en señalar que “conseguir pareja pasados los 50 años es realmente agotador”.