“No sé con qué armas se combatirá la Tercera Guerra Mundial, pero la IV Guerra Mundial se peleará con palos y piedras”. Albert Einstein
Antes de julio de 2015, Irán tenía grandes reservas de uranio enriquecido y casi 20.000 centrífugas, lo suficiente para crear entre ocho y 10 bombas, según la inteligencia de EE.UU.
Los expertos estadounidenses estimaban que si Irán se apresuraba a construir una bomba, le tomaría dos o tres meses producir suficiente uranio enriquecido al 90% para construir un arma nuclear, lo que se conoce como el «tiempo de estallido».
En vista de ello y tras arduas negociaciones que duraron cerca de dos años se firmó el trascendental acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y seis potencias mundiales -Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania.
Se le llamó Plan Conjunto de Acción Comprehensiva (JCPOA, por sus siglas en inglés) y fue considerado en varios estamentos internacionales como un hito en la política exterior del entonces mandatario estadounidense Barack Obama.
Pero el pacto contemplaba levantar las sanciones económicas contra Irán a cambio de que limitara su polémico programa de energía atómica que las potencias internacionales temían que podía utilizarse con el fin de crear armas nucleares.
El acuerdo firmado contemplaba la retirada de los elementos clave que Irán necesitaría para acortar el «tiempo de estallido». Irán accedió además a no participar en actividades, incluyendo investigación y desarrollo, que pudieran contribuir a la producción de una bomba nuclear.
El problema fundamental de dicho acuerdo es que no prohibía a Irán la fabricación y posesión de armas nucleares sino sólo le daba plazos que se van cumpliendo. Al respecto, USA pidió mayores garantías para asegurar que Irán «ni siquiera llegue a estar cerca de poseer un arma nuclear», lo que significaba incrementar el tiempo en el que pudiera producir una bomba o prohibirlo del todo.
Al no lograr su objetivo, USA abandonó el acuerdo original.
Las principales críticas fueron que el acuerdo solo limitaba las actividades nucleares de Irán durante un período definido, que no ha evitado su desarrollo de misiles balísticos y que Teherán fue recompensado con US$100.000 millones que puede utilizar como «un fondo ilegal para armas, terror y opresión» a través de Medio Oriente.
Sin embargo, a pesar de la salida de la principal potencia global, tanto los gobiernos de Reino Unido, Francia, Alemania al igual que Irán anunciaron que continuarán los diálogos para salvar el JCPOA. «Juntos enfatizamos nuestro compromiso continúo con el JCPOA. Este acuerdo es muy importante para nuestra seguridad compartida», se puede leer en un comunicado conjunto de los gobiernos de Francia, Reino Unido y Alemania.
Irán se comprometió a reducir sus reservas de uranio en un 98% hasta 300 kilogramos, que deberían mantener su nivel de enriquecimiento en 3,67%.
Las sanciones previamente impuestas por la ONU, EE.UU. y la Unión Europea para forzar a Irán a frenar el enriquecimiento de uranio deterioró la economía del país, costándole más de US$160.000 millones en ingresos por petróleo de 2012 a 2016.
Tras el acuerdo, Irán quedó con acceso a más de US$100.000 millones de activos congelados en el exterior, y listo para reanudar sus exportaciones de petróleo a mercados internacionales y utilizar el sistema financiero de comercio global.
Hay dos instalaciones de enriquecimiento de uranio en Irán (Natanz y Fordo), donde el gas hexafluoruro de uranio se introduce a centrífugas para separar el U-235, el isótopo fisible de origen natural del uranio. No se permitirá enriquecimiento en Fordo durante 15 años, y la instalación subterránea será convertida en un centro de física y tecnología nuclear. Las 1.044 centrífugas en el lugar se utilizarán para producir radioisótopos de uso medicinal, agrícola, industrial y científico.
En julio de 2015, Irán tenía casi 20.000 centrífugas. El JCPOA limitaba la instalación a no más de 5.060 de las más viejas y menos eficientes centrífugas en Natanz durante 10 años.
Irán estaba rediseñando el reactor de Arak para que no pueda producir plutonio utilizable en armas nucleares.
Irán había estado construyendo una instalación nuclear de agua pesada cerca de la ciudad de Arak. El combustible usado en un reactor de agua pesada contiene plutonio que se puede utilizar para una bomba nuclear.
Inicialmente, las potencias internacionales querían desmantelar Arak debido al riesgo de proliferación. Según un acuerdo nuclear interino, pactado en noviembre de 2013, Irán accedió a no poner en funcionamiento el reactor ni alimentarlo con combustible.
Sin embargo, Irán no ha estado cumpliendo con lo convenido y no sólo no ha permitido a los Inspectores a examinar sus plantas sino que ha amenazado a los países occidentales y a algunos países musulmanes con una guerra de destrucción. Por lo pronto se ha convertido en el mayor exportador de terrorismo internacional usando ingentes cantidades de dinero en apoyo de estos grupos.
Escribo este artículo porque el nuevo gobierno USA está desesperado en firmar un nuevo acuerdo nuclear con Irán, el que según los expertos no sólo mantiene los defectos y peligros del anterior sino que los agrava. Y lo que quiero destacar es que al parecer los dirigentes actuales quieren pasar a la historia por la firma de paz de un acuerdo que corre el peligro de que a un plazo de ser firmado ya no exista ninguna historia para contar.
La renovación del acuerdo nuclear con Irán es «catastrófica para la paz y la seguridad estadounidense, israelí y mundial por una amplia gama de razones», advierten miles de expertos en seguridad israelíes, al tiempo que instan a la administración Biden a no finalizarlo.
Unos 5.000 miembros del Foro de Defensa y Seguridad de Israel (IDSF), compuesto por altos cargos de todos los servicios de seguridad y agencias policiales de Israel, enviaron el jueves una carta al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidiéndole que no firme el acuerdo nuclear con Irán, diciendo que «basándonos en nuestra experiencia y evaluación colectiva, creemos que este acuerdo es una amenaza para la paz mundial», por tres razones principales.
En primer lugar, dicen, a pesar del reiterado compromiso declarado por la administración Biden de impedir que Irán obtenga armas nucleares, este acuerdo crea una clara vía legal para que Irán obtenga armas nucleares en 2031, y niega a los firmantes cualquier herramienta para impedirlo.
En segundo lugar, el acuerdo desencadenará una carrera armamentística nuclear regional, en la que Estados como Egipto, Arabia Saudí y otros Estados suníes se verán obligados a desarrollar o adquirir armas nucleares para mitigar la amenaza iraní.
«Es probable que se desencadene una guerra sectaria y religiosa», advierte la misiva.
Por último, continúa la carta, el acuerdo entregará a Irán una ganancia inesperada de activos previamente congelados, fondos que «sin duda se utilizarán para exportar el terror y la inestabilidad en toda la región y más allá, a una escala sin precedentes, con la adición de un futuro paraguas nuclear como multiplicador de fuerza».
El grupo hizo un llamamiento a Biden como «un verdadero amigo de toda la vida del pueblo judío y del Estado de Israel», instándole a «no poner en peligro la seguridad de Israel permitiendo que Irán consiga capacidades militares nucleares».
El FDI «hará todo lo posible para garantizar la seguridad y la prosperidad continuas de nuestra amada patria, con o sin apoyo mundial», concluyó.
Los funcionarios israelíes afirman que el acuerdo nuclear que está tomando forma es malo, e Israel no se ve comprometido con él y seguirá trabajando por su seguridad y por frenar los esfuerzos nucleares de Irán.
En una sesión informativa para los corresponsales extranjeros el pasado miércoles, el primer ministro Yair Lapid dijo que «Israel no está en contra de ningún acuerdo. Estamos en contra de este acuerdo, porque es malo. Porque no puede ser aceptado tal y como está escrito ahora».
Advirtió que el «mal acuerdo» «dará a Irán cien mil millones de dólares al año. Este dinero no servirá para construir escuelas u hospitales. Se trata de cien mil millones de dólares al año que se utilizarán para socavar la estabilidad en Oriente Medio y extender el terror por todo el mundo. Este dinero financiará a la Guardia Revolucionaria. Financiará a los Basij que oprimen al pueblo iraní. Financiará más ataques a las bases estadounidenses en Oriente Medio. Se utilizará para fortalecer a Hezbolá, Hamás y la Yihad Islámica».
Del mismo modo, el ex primer ministro Benjamín Netanyahu declaró a la cadena de noticias Al-Arabiya que el acuerdo nuclear pendiente con Irán «pondrá en peligro no sólo a Israel, sino también al mundo árabe y a la paz de toda la humanidad».
El mundo espera ahora la respuesta de Irán al último texto del acuerdo nuclear.
Lo único que me queda decir es que Occidente creyó que la guerra en Ucrania se acabaría en unas semanas y estamos viendo lo equivocados que estaban. Ruego que no sigan cometiendo errores y ser tan confiados, sobre todo en los gobernantes de Irán que se han comprometido a destruir y eliminar a todos los que no se sometan a sus designios.
Como confiar en que los líderes de Irán, una vez conseguidas armas nucleares ya sea por su propio desarrollo ó por la colaboración de los regímenes rusos y chinos con los que acaban de firmar acuerdos de colaboración y apoyo no las pongan en manos de grupos terroristas que apoyan. ¿Se imaginan el chantaje de terroristas a quienes no les importa ni la vida propia ni la ajena? A mi edad me preocupa el futuro de mis hijos, de mis nietos y de las generaciones venideras. Creo que habemos muchos que compartimos esta preocupación.
Y vuelvo a la frase atribuida a Einstein de que “No sé con qué armas se combatirá la Tercera Guerra Mundial, pero la IV Guerra Mundial se peleará con palos y piedras”: Albert Einstein.
Si los humanos están alrededor para una Cuarta Guerra Mundial después de una potencial Tercera Guerra Mundial, es poco probable que quede nada con el que o el por qué luchar a causa de la magnitud y la brutalidad de las armas nucleares.