Aristóteles en su época enseñaba que: “(…) el fin de la política no es el conocimiento, sino la acción”, pero no cualquier acción sino aquella justa, humana y reflexible. Pues, si de acción se trata, no es nada tan difícil constatar la actitud suicida de una oposición recalcitrante, dura, inflexible, irracional, poco consistente y carentes de autoridad moral.
Pues, lo propio, podemos decir de un Gobierno Central, inconsecuente, incompetente, sin lucidez, timorato, carente de liderazgo y autoridad moral. Pues, ambos ponen en peligro la fragilidad de nuestra democracia.
El primero por su actitud destructora de los valores de la democracia y el segundo, por incumplimiento de sus promesas electorales. Pues, los peruanos deseamos vivir bien y obrar bien. Pero nos sentimos insultados, desesperanzados, estafados, frustrados y maltratados.
Pues cuidado, la glorificada esencia de la democracia, pierde su encanto y su valor fundamental por culpa de estas recuas despreciables.
Si algo de dignidad y hombría queda, es para exigir un mínimo de entendimiento, entre las partes enfrentadas en favor de la gobernabilidad. Es evidente, que dentro del Ejecutivo hubo pirañitas. Pues, éstos deben ser investigados y juzgados por una administración de justicia decente y sin politizar la acción de la justicia.
Pero las pirañitas, no son nada en relación a la gran corrupción de todos los Gobiernos que los antecedieron. Igual pirañas y tiburones, son despreciables. Pues, habrá tiempo, lugar y espacio para juzgar a estos indeseables.
La situación internacional es extremadamente grave. Pues, se extiende una recesión mundial y la probabilidad real de una Tercera Guerra Mundial. Dios salve al mundo de una tragedia de tales dimensiones. No obstante, Perú a diferencia de otros países de la Región, crece a 3.5. del P.B.I. No es un consuelo de tontos, pero podríamos crecer muchos ´más, si los ultrista dejaran de boicotear nuestra economía.
El Gobierno no ha tomado ninguna medida de su programa electoral. Entonces, no se explica cómo se le puede calificar de “comunista”, “antidemocrático”, “terroristas” u otras sandeces. Semejante acusaciones carece de razonabilidad.
La oposición fue Gobierno y estafó a los peruanos con el cuento de la prosperidad para todos. Pues, la pandemia se encargó de desnudarlos por completo. Ellos en el Gobierno en una situación internacional difícil y complicado, no hubieran sido mejor gobierno. Allí el ejemplo del derechista Guillermo Lasso, Bolsonaro, Piñeira, Macri, etc. Todos fracasados.
Pues, no se trata de competencia e incompetencia, sino de sobrevivir en un estado de cosas bastantes complicadas. Entonces, tanto el Ejecutivo que tiene la llave de la casa política y la oposición que tiene la llave de la bóveda debe llegar a un entendimiento mínimo, en pro de la gobernabilidad y la democracia.
El no hacerlo, es poner en riesgo la propia estabilidad del país. Está en ellos la gran responsabilidad de generar consensos y no volver a un pasado de angurria por la gran corrupción. Es tiempo de llamar a reflexión si queremos salvar lo poco que queda de razonabilidad.
(*) Abogado penalista y analista político.