ESG: La banca se conjura contra el ‘greenwashing’ y se abraza a la economía conductual

por | Nov 16, 2022 | Internacional

El cumplimiento de los criterios ESG en materia de sostenibilidad y las fuertes pérdidas que acumulan muchos pequeños inversores ponen a prueba al sistema financiero

El boom de la sostenibilidad empresarial marcado por los cumplimientos corporativos de los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG en sus siglas en inglés) genera dudas acerca de si dicha estrategia es o no rentable para las compañías. De hecho, entre los propios expertos alertan de que sostenibilidad no tiene porqué ser siempre sinónimo de rentabilidad. “Hay que acabar con esa idea de que existe una visión milagrosa de conexión entre la sostenibilidad y la rentabilidad asegurada”, aseguró el consejero de Clarity AI, Ángel Agudo, durante las VIII Jornadas de Pensiones organizadas por Cinco Días e Ibercaja.

Así, para que realmente las inversiones sostenibles sean rentables, la directora ejecutiva para el sur de Europa y Latam de Natixis Investment Managers, Sophie del Campo, aseguró que las gestoras de activos “dependen mucho de la calidad de la información (sobre los criterios ESG) que faciliten las compañías” donde invierten. Y en este punto, admitió que “aunque en el corto plazo estas inversiones tengan más volatilidad, hay que ver el retorno a largo plazo”.

Sin embargo, para Juan Royo, economista especializado en ASG/RSC y editor de CulturaRSC.com, sí defendió que “los fondos socialmente responsables, en igualdad de condiciones, son más rentables” y lo son, explicó, porque ganan reputación, algo que lo es todo para una empresa hoy en día, según su opinión.

Pero si hay algo en materia de inversiones sostenibles en los que todos los expertos coincidieron es en que lo primero que hay que combatir es el greenwashing o cuándo detrás del supuesto cumplimiento de los valores y responsabilidad social corporativa con el medio ambiente de una compañía no hay tal cosa. “Todo lo que no son cuentas es cuento”, apuntó Royo.

Para combatir esta práctica también conocida como ecopostureo, Del Campo destacó la importancia de la gestión activa “para hacer un análisis más crítico de la información que publican las compañías; comprobamos si lo declarativo de las empresas es real”.

Si bien, para Agudo, en materia de criterios ESG hay que distinguir entre el riesgo y el impacto. Según explicó, el riesgo es el que permite entender cómo las compañías pueden estar o no preparadas para cumplir dichos criterios y cómo esto puede afectar al retorno financiero. Mientras que el impacto se mide en cómo afectan a la sociedad sus actividades.


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