450.000 personas en Estados Unidos pueden haber desarrollado una enfermedad alérgica rara y potencialmente mortal
El Síndrome alfa-gal, conocido también como alergia a la carne roja, se produce cuando una garrapata pica a una persona e inyecta una molécula de azúcar que se encuentra en su saliva. En algunas personas, ese azúcar provoca una reacción alérgica, que puede desencadenarse aún más al comer carne roja, incluida la de vacuno, cerdo y cordero.
la carne también contiene el azúcar, conocido como alfa-gal. Otros productos alimenticios procedentes de mamíferos, como la leche de vaca, otros productos lácteos y la gelatina, también pueden provocar reacciones alérgicas. Las reacciones pueden ser leves, como urticaria y erupciones cutáneas con picor, o más graves, como dificultad para respirar y bajadas de tensión. (El alfa-gal no se encuentra en peces, reptiles y aves)
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en Estados Unidos cada vez hay más pruebas que relacionan esta afección alérgica con la garrapata estrella solitaria, una garrapata agresiva que se encuentra en el este del país, pero es más común en el sur.
La garrapata estrella solitaria la hembra adulta tiene un punto blanco o “estrella solitaria” en la espalda- también transmite varias otras enfermedades, entre ellas la recientemente identificada como enfermedad por el virus Heartland, que puede provocar fiebre, fatiga y, en los casos más graves, hospitalización y muerte, según los CDC.
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A diferencia de muchas afecciones alérgicas que suelen manifestarse con rapidez, los síntomas de la alergia a la carne roja no suelen aparecer hasta pasadas entre dos y seis horas después de comer, según investigadores y médicos.
El caso típico es el de alguien que cena mucho e incluye alguna versión de carne roja. “A menudo, cuanto más grasa tenga la carne, más probabilidades hay de que se produzca una reacción”, dijo Scott Commins, alergólogo e inmunólogo de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel
Según el segundo informe de los CDC. En una encuesta realizada el año pasado a 1.500 médicos, el 42% afirmó no haber oído hablar de esta afección alérgica; entre los que sí lo habían hecho, menos de un tercio sabía cómo diagnosticarla.