Por Ricardo Sánchez Serra
Cuando se creó la Agencia Espacial del Perú, allá por los años ´70, el objetivo era adquirir imágenes satelitales que contribuyan al desarrollo del país y sirvan para la defensa nacional. Luego se pensó en construir un satélite, hasta lograr tener uno propio, el PeruSat-1.
Era una necesidad nacional, debido a que las imágenes eran carísimas en el mercado internacional y nuestro país solo pudo obtener unas pocas, ínfimas, insuficientes para los objetivos deseados. Lo pudo haber comprado cualquiera de los últimos gobiernos, porque era una política de Estado, y a algún país que posea tecnología de punta. Resultó que fue durante la administración de Humala y Francia.
¿Quién impulsa la compra? El expremier Pedro Cateriano. Un político duro vargallosista, perenne y tenaz cancerbero contra los apristas y fujimoristas, que hoy le dan el vuelto, arremetiendo implacablemente contra él, reprobando nuevamente la compra del PeruSat-1, a la sazón el instrumento de más avanzada tecnología y útil del país. En mi concepto un desquite personal, aprovechando un mínimo evento técnico del software de una computadora en tierra, no del satélite.
Ello sirvió para que muchos repitan las medias verdades de personas malintencionadas y antipatriotas que desde el inicio han intentado beneficiarse de este proyecto y que al no lograrlo, declararon una inútil guerra a la Agencia Espacial del Perú. Algunos medios de información -que desconocen el tema altamente técnico- fueron instigados al error por malas personas y urdieron que el satélite vino fallado. Y, asimismo, se trata atrevida y peligrosamente de enlodar las relaciones con nuestro aliado Francia, una potencia mundial y con quien actualmente el Perú coordina acciones en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Para mala suerte de los azuzadores de esta campaña mediática, el PeruSat-1 goza de buena salud y hasta el cansancio recalcaremos que el ataque al satélite es político y con intereses creados.
Desgraciadamente faltó comunicación desde el inicio sobre todas las bondades del satélite de observación de la tierra, y por otra parte se confundió sus funciones con las metereológicas, de comunicación, radar o de guerra, que nos la tiene. Por eso, cuando nos afectó el fenómeno del Niño, las críticas arreciaron.
No nos cansaremos de recordar que el PeruSat-1 es una tecnología en órbita, la más avanzada que tiene el Perú, para observar el país, la deforestación, erosión costera, identificación de daños, pronóstico de las cosechas, utilización de la tierra, ordenación del territorio, valoración de nuestros recursos naturales, actualización de mapas del catastro e instrumento invalorable para defensa civil y defensa nacional. Asimismo, una gran oportunidad para negocios y la cooperación internacional.
Nada de esto serviría si no se explotan las imágenes, por eso es muy necesaria la confianza para que las utilicen los usuarios nacionales e internacionales.
De otro lado, se debe defender y dejar tranquilos a los especialistas de la Agencia Espacial, que son técnicos y científicos, ajenos a toda actividad política y que críticas como las que estamos contemplando afectan su trabajo normal.
Por otra parte, en otras labores de la Agencia e impulsadas por su jefe institucional, general FAP Carlos Caballero, se encuentran la reciente instalación de un observatorio astronómico en Moquegua con el telescopio más grande y moderno del Perú, inaugurada y elogiada por el presidente Martín Vizcarra recientemente y el próximo estreno de la Planta de Propelentes, que permitirá la fabricación del combustible sólido, que servirá para impulsar a los cohetes científicos.
Aquí, por el bien del país y su comunidad científica, debe aplicarse la frase “no molestar, hombres y mujeres trabajando”.