Decíamos en anteriores columnas que el diario oficial “El Peruano”, parecería ser una mixtura de agencia de viajes y de agencia de empleos, pues la gaceta oficial está plagada de resoluciones nombrando funcionarios de planta y asesores para tales funcionarios, así como autorizando viajes a diestra y siniestra, como si no tuviésemos representantes diplomáticos en muchas capitales del mundo.
Hubo error en la apreciación, pues no nos percatamos de las resoluciones expedidas por el Ministerio de Cultura que cada día son más frecuentes y que saturan las páginas de nuestro periódico oficial. Las resoluciones en cuestión son mayormente para declarar la protección provisional o definitiva de monumentos culturales, al igual para declarar patrimonio cultural de la Nación diversas manifestaciones de tal índole, así como también para otorgar, con abundante generosidad, reconocimientos y distinciones.
Lo señalado nos ha llevado a indagar en qué se invierte el presupuesto del Ministerio de Cultura, que está solventado por los impuestos que pagamos los contribuyentes y, que con rigor y severidad nos cobra la SUNAT. La respuesta es que gran parte del presupuesto es para gasto corriente, principalmente gastos de personal y no para gastos propios de las funciones encomendadas al Sector.
El Ministerio al que nos referimos tiene a su cargo la promoción y difusión del patrimonio cultural de la Nación, así como la protección, conservación y puesta en valor de tal patrimonio, pero además el fomento del arte y la formación cultural, esta última incluyendo a las poblaciones nativas, todo ello en virtud de la Ley 29565 por la que en julio del 2010 se creó ése Ministerio.
Ahora bien, con las declaraciones de protección al patrimonio cultural monumental, ¿se logra realmente la protección?, ¿se le cuida?, ¿se evitan huaqueros y otros depredadores?, ¿se conservan adecuadamente los monumentos de la época virreinal? La respuesta es negativa y ello es una pena, las solas declaraciones son papel mojado si es que no cumplen con los objetivos que están planteados en la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación, que es la Ley 28296.
Observamos también la profusión de resoluciones dels por la que se declara patrimonio cultural de la Nación, a ejemplares de libros que se encuentran en la Biblioteca Nacional y en otras entidades, sean públicas o de colecciones privadas. ¿Significa acaso que estarán mejor guardados y custodiados? La respuesta también es negativa y tenemos más documentación oficial publicada en el diario oficial “El Peruano” por gusto, con gasto de papel, tinta e impresión que también se solventa con nuestros impuestos.
Como en casi todo hay excepciones y una de ellas es el el Instituto de Radio y Televisión del Perú (RTP), entidad adscrita al Sector Cultura, que tiene a su cargo la Radio Nacional y el Canal 7, con programación cultural de calidad digna de elogio.
Esperemos que el Sector Cultura, sea menos prolífico en distinciones, reconocimientos y declaraciones, y se encargue de promover nuestra cultura, preparando a las poblaciones nativas para que salgan del ostracismo y se incorporen al mundo digital que es el del presente y del futuro cercano.