Por: Arturo Berdejo Vera // ¡Qué militancia, ni qué niño muerto!

por | May 19, 2024 | Opinión

Se intuye o se sospecha que la expresión qué militancia ni qué niño muerto fuera el gallardete de los ciento treinta congresistas a la hora de abrazarse por dinero.

La televisión nos ha mostrado la algarabía sin límites. Verlos cruzar exultantes el hemiciclo, de una trinchera a la otra, para mostrar su cariño al antagonista político. Se diría entonces que la separación hubo de ser por la diferencia de dinero. Hoy que les dan más entonces, al tacho con la militancia y somos hermanoooossss. Celebra también la doña que es mandataria de la república, es cierto– pues qué se hace. — Confiesa que tiene hartos amigos en el Congreso. Por lo que su gobierno no es débil como dijera el cajero del MEF.

Vemos pues con una indignación más, que hay dinero para los que ganan un montón –para eso fueron elegidos congresista dijera más de uno de esos pillos.

Pero, sorprendió que dijera “aquí me fajo” y aquí nos fajamos. Supuse que estuviera perdiendo la línea y era de urgencia que usara fajas. Pero no. La injuria viene cuando agrega que se faja por el país. — ¿Es que ya son varios los que se fajan por tener joyas?– Se deduce del plural usado: “aquí nos fajamos” Mientras la hambruna sigue en aumento. Es lo único que sube en este mamarrachento gobierno.

Adviértase dolido pueblo peruano, que los de las FF.AA. Y PNP no están considerados un elemento más de la peruanidad. Son los convidados de piedra. Hay regalo de dinero para titilimundi en el Congreso y sus referentes familiares. Pero ni siquiera hay un reconocimiento a los que se les debe como deuda del Estado para con ellos. Por lo tanto, que lo tenga en claro la doña, que no se le ha pedido aumento si no que reconocimiento a que se haga honor a la deuda del Estado para efectivos y pensionistas de las FF.AA. y PNP Caso que no pasa con las ambiciones congresales que solo les basta un bostezo para que de inmediato les den más dinero y le pongan el nombre –al regalo–que más se les antoje.

Y de esta crónica viene un aderezo ridículo, pero lastimosamente gracioso. Preguntada una que otra congresista el porqué del descarado aumento, ella dijera casi en tono despectivo sorprendida e inquieta. “¿Sabe Ud. todo lo que tenemos que hacer para ganar ese aumento?” “Oiga, dijo terciando otro congresista, las múltiples funciones que hacemos no son ponderadas debidamente por los periodistas. Solo se molestan por el aumento. Pero ya los quisiera ver imbuidos en nuestras importantes y delicadas funciones”. (¿?)—Y remató: “Eso no se dice”. Yo digo para mi cosecha: Ja, ja, y más jajá

Se atrevió inocentemente otro periodista: Señor congresista. ¿Después de este aumento podemos intuir que ya no habrá más mochasueldos? ¿O que alguno de Uds. no meta las manos en las carteras de las damas en gestación, para quitarles la mitad de sus sueldos? ¿Ya no habrá más Doroteos? Y los Darwin pagarán de la suya para pasear a la trampa?

Para cerrar: No podía saltarme a la garrocha las expresiones de una vendedora de pescado: “¿De cuándo acá un TC se va sobre una cautelar?” La dama o damo se autoidentifica como caviar.

Luego escuchar a reputados juristas a los que les repitieron lo que ella dijera. Bueno dijo más de uno: quién hace caso a chifladas que dicen que estudiaron derecho. Tal vez haya sido su escuela la de Azángaro.

(*) Miembro (r) de la Marina de Guerra y analista político.


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