Por: ¿Esperando al Tío Sam?
El mundo contempla con mucha impotencia y bastante tristeza, cómo millones de hectáreas de bosque tropical se consumen como producto de las llamas de un incendio interminable, cuyos costos económicos y medioambientales los experimentaremos en los siguientes años. La amazonia es la más grande reserva ecológica del mundo, un verdadero pulmón para un planeta duramente contaminado por la mano directa del hombre.
Lo peor de todo esto, es que el país más afectado, Brasil, no está haciendo nada importante como para detener este desastre ecológico y, más bien, pretende evadir estar responsabilidad que, creemos, debe ser mundial. El presidente de Brasil dijo ayer que el Amazonas “es más grande que Europa, ¿cómo van a combatir los incendios criminales en una zona así…no tenemos los recursos para eso», señalo ante la sorpresa de los periodistas.
Y, si el presidente del país más grande de Sudamérica no sabe qué hacer, ¿cuál es la ruta a seguir por las demás naciones? Sería muy interesante que el presidente de la República, Martín Vizcarra, encabece una cruzada mundial en rescate a nuestra amazonia que, si bien no se ha vista afectada aún, nada hace presagiar que las lenguas de fuego no lleguen hasta nuestros bosques tropicales. Sería un gol de media cancha de un presidente que más se preocupa en pelearse con el Congreso que hacer cosas concretas y, salvar la selva amazónica, es algo concreto.
Hasta el presidente de Francia, Emmanuel Macron, convocó para este sábado una reunión urgente de los miembros del G7 para tocar este terrible problema. Está muy bien que los líderes mundiales se preocupen de este asunto, es loable, pero ¿dónde está el liderazgo de los mandatarios de la región? ¿Por qué no se convoca a una reunión inmediata de mandatarios de Sudamérica a preparar una estrategia común y hacer frente a esta desgracia ecológica?
¿O estamos esperando que el Tío Sam nos siga solucionando los problemas, como casi siempre sucede? Así como se juntan los cancilleres con notable celeridad para ver el tema Venezuela, de igual manera los incendios que destruyen la selva amazónica deben ser una preocupación constante para todos, pues la destrucción no es de un solo país, sino de nuestro mayor pulmón ecológico del planeta. ¿En dónde están todos? Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.