Por: Martín Valdivia Rodríguez / El asesinato del líder militar iraní Qasem Soleimani por orden de Donald Trump ha provocado que el mundo vuelva a mirar la Tercera Guerra Mundial como una posibilidad bastante segura, poniendo en vilo a toda la humanidad y en alerta máxima la seguridad estadounidense.Considerado como un hombre de confianza del ayatola gobernante – a quien reportaba directamente -Soleimani era desde hace más de veinte años comandante del grupo de élite Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán.
¿Y qué eran los Quds? La organización responsable de las acciones militares encubiertas de las fuerzas iraníes en el extranjero. Es decir, era el cabecilla visible de la milicia del Hezbolá y otros grupos paramilitares como Hamas. Y aunque el gobierno iraní lo pinte como parte visible del estado, sus propósitos encubiertos jamás dejaron de ser conocidos por parte de la inteligencia norteamericana.
Y aunque parezca mentira, Soleimani fue en su momento aliado de los norteamericanos en su lucha contra el Estado Islámico en Irak y Siria, ganándose el respeto internacional al derrotarlos tanto en lo ideológico como en lo militar. Y esta no fue la primera que este líder colaboró con Washington. Ya en el 2001 cooperó discretamente para derrocar a los talibanes. Entonces, ¿qué cambió en el juego de poderes? ¿Por qué Soleimani pasó de ser un importante colaborador de los “gringos” a un villano digno de ser sacrificado?
Según Estados Unidos, Soleimani era pieza clave del terrorismo internacional al expandir la ideología irakí a sus vecinos como Líbano, Siria e Irak, mediante la planificación de ataques o el refuerzo de aliados locales de Teherán. Según el Pentágono, “Soleimani, estaba desarrollando activamente planes para atacar a los diplomáticos y miembros del servicio estadounidense en Irak y en toda la región». Es decir, lo mataron para “prevenir” y no para iniciar una nueva guerra.
Lo cierto es que el general asesinado era toda una súper estrella en Irán. Un líder popular que la población respetaba y quería como a un verdadero líder. Su asesinato ha provocado una ola de protestas y manifestaciones de venganza, en una creciente escalada de violencia que nos traerá más de una ingrata noticia en las siguientes semanas. Lo que le espera al mundo es algo inimaginable y Trump, el presidente norteamericano que se atrevió a dar la orden para asesinar a Soleimani, podría ser recordado como el hombre que provocó, quién sabe, un nuevo conflicto armado mundial. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.