Por: Martín Valdivia Rodríguez / El machismo está vivito y colando en nuestro país. Los casos de feminicidio se multiplican y hasta la estupidez de conductores televisivos es notaria cuando se les escapa expresiones que subyacen en su subconsciente. El año pasado la cifra fue de escándalo: 165 mujeres muertas por su pareja nos hablan de una situación insostenible que ni el Estado ni nosotros debemos tolerarlo.
Este año la cosa parece no cambiar. Hasta el pasado 15 de febrero, la cifra de feminicidios en el Perú ascendía a 24, sin que nada ni nadie cambie esta situación. La primera mujer asesinada por su pareja este 2020 fue en Puno, el pasado 4 de enero. Allí, un hombre asesinó a su expareja con una comba solo porque la vio conversando con otro hombre. Tres días después, en Arequipa, la Policía detuvo a Digber Álvarez luego de asesinar a su pareja tras una discusión.
Es decir, el peruano lleva el machismo en el ADN, una situación muy difícil de combatir ya que – muchas veces- son las propias familias las que promueven este tipo de diferencias entre uno y otro sexo. La supremacía del macho alfa está instalada en el cerebro de los que piensan que la mujer debe rendirle tributo y pleitesía al varón sólo por serlo. Y esta situación es mucho más complicada en la sociedad andina, donde la mujer ocupa un segundo plano en las labores del hogar, siendo relegada muchas veces al papel de ama de casa, sin posibilidad de trabajar en otras actividades.
Como estará de metido el machismo en la cabeza de muchos varones que hace unos días el dizque “conductor” de televisión Nicola Porcella, ofendió a su compañera de programa, Karina Rivera, soltando una pachotada al querer dársela de “bacán”: ““Espérense, vamos a hacer algo acá, porque aquí nadie se ‘gilea’ a Karina (Rivera) más que los gerentes del canal que nos van a poner la plata” (sic). Una verdadera estupidez que le costó su salida inmediata del citado programa.
No sabemos si la situación cambiará o no en lo que resta de esta década. El Estado debe de poner énfasis en este tema pero con el debido cuidado, sin confundir los roles del varón y de la mujer. No por querer desterrar el machismo, vamos a promover lo contrario. La línea es muy delgada y los oportunistas que siempre trabajan en la oscuridad podrían aprovecharse de esta situación y llevar agua para sus molinos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.