Dramática advertencia del ex jefe de la Comisión Europea , Jacquies Delors
Por: Giulio Meotti / El nuevo coronavirus parece estar destrozando el frágil marco de la Unión Europea, dijo el ex jefe de la Comisión y un padrino de la UE, Jacques Delors, «está en» peligro mortal «.
Si los ciudadanos se sienten abandonados en el centro de la pandemia, dijo el ex primer ministro francés Manuel Valls, la UE podría «colapsar».
Evidentemente, se suponía que el objetivo de la UE era una «unión cada vez más estrecha». Pero ahora, si la UE no muestra solidaridad y fortaleza en un momento de crisis global, ¿cuál es el propósito de la UE?
Sus partidarios ideológicos tienen un mantra: cada nuevo problema debe ser resuelto por más Europa. «Europa es nuestro futuro, no tenemos otro«, dijo una vez el ex canciller alemán Hans-Dietrich Genscher.
La verdad es que no hay «Unión». Hay un conglomerado de estados europeos que intentan aprovechar algunas reglas llamadas «la unión». En tiempos de crisis, las viejas divisiones europeas siempre parecen reabrirse, y las crisis son parte del viejo continente, posiblemente su epitafio.
El coronavirus ahora ha enfrentado a la Unión Europea y su zona de confort con todas sus debilidades, decadencia y cobardía.
Indiferencia
Ante la catástrofe pandémica de Italia, la Unión Europea solo mostró impotencia e indiferencia. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, incluso se «disculpó» con Italia y reconoció que la UE no había respondido bien a la pandemia de Covid-19.
Cuando Italia pidió solidaridad a sus vecinos europeos, declinaron. Incluso el ex presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, habló de una «Europa cobarde». El periódico italiano pro-UE, La Repubblica, lo llamó sin rodeos, «Europa fea». Parece que el 70% de los italianos cree que Alemania está tratando de «estrangularlos».
Debido al coronavirus, el Área Schengen de Europa de viajes sin pasaporte dentro de la UE, uno de los dos pilares del dogma de la UE (el otro es el euro), se suspendió rápidamente y las fronteras internas se cerraron sin una acción coordinada. Durante las dos primeras semanas de marzo, nueve países cerraron sus fronteras; seguido por el cierre parcial de las fronteras de Alemania. La UE luego anunció el cierre de sus fronteras exteriores durante 30 días.
Un informe de la Fundación Bertelsmann encontró que Alemania, que representa más de una cuarta parte de la producción económica de la eurozona, se benefició más del mercado único de la UE, ganando 86 mil millones de euros adicionales por año. Es probable que este bono financiero sea lo que ahora ayuda a Alemania a lidiar con la epidemia.
Alemania tenía 25,000 ventiladores; Francia tenía solo 5.000 e Italia se vio obligada por la falta de ventiladores a tomar decisiones agonizantes sobre a quién tratar. «¿No significaría la solidaridad europea que Alemania entregue al menos algunos de los nuevos ventiladores a los países que actualmente más los necesitan?» preguntó el periodista de Die Zeit Jochen Bittner.
Amargura
Sin embargo, entre los estados europeos, incluso más rápido que la empatía y la solidaridad, propagan la amargura y el resentimiento.
En 2017, Jeroen Dijsselbloem, entonces ministro de finanzas holandés y jefe del «Eurogrupo» (la agrupación de ministros de finanzas de la UE), dijo que los países del sur de Europa como Italia gastaron su dinero en «bebidas y mujeres». Este mes, uno de los principales periódicos de Alemania, Die Welt, escribió que la mafia italiana estaba esperando el dinero del coronavirus de Bruselas.
Berlín no se conmovió, ni siquiera por las imágenes del ejército italiano que transportaba docenas de ataúdes fuera de una ciudad porque el crematorio local estaba abrumado por las muertes. Docenas de ataúdes en espera de entierro estaban alineados en iglesias.
Otra batalla despiadada que Italia luchó con la UE fue por máscaras protectoras. Francia adoptó una política de requisarlos; Alemania prohibió su exportación. Esas decisiones unilaterales socavaron un principio muy promocionado de la UE: la libre circulación de mercancías en el mercado único. Como L’Express expuso, Francia confiscó cuatro millones de máscaras pertenecientes a una empresa sueca y que, en parte, habían sido destinadas a Italia y España.
Un escritor alemán, Hans-Magnus Enzensberger, llamaba a la Unión Europea «el monstruo gentil y, predijo su desaparición: «Todos los imperios de la historia florecieron durante no más que una vida media limitada, antes de fracasar en la expansión excesiva y las contradicciones internas«.
Propuesta muerta
Para revivir sus economías, los países más afectados, como Italia y España, afirmaron que podrían financiarse mediante una deuda común de la UE que se recaudaría a través de «coronabondos». España, Francia, Grecia, Malta e Irlanda apoyaron esta solución, al igual que el filósofo alemán Jürgen Habermas, quien pidió a la UE que brinde «ayuda mutua». Alemania y los Países Bajos, sin embargo, mataron la propuesta.
Los Países Bajos exigían que los préstamos se acompañaran de «condiciones a largo plazo», como la reducción del tamaño de los estados de bienestar.
La misma falta de interés fue exhibida por el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), financiado por los estados miembros de la UE, un proceso para prestar dinero a un estado en dificultad, hasta el 2% de su PIB.
«¡El norte de Europa está abandonando el sur de Europa!» dijo el ex líder de los socialdemócratas alemanes, Sigmar Gabriel. «Es mejor tener eurobonos y coronabonos que una UE destruida«.
Sin embargo, las condiciones exigidas serían inaceptables para Italia: los países más afectados por Covid-19 (Italia, España y Francia) son los que tienen la menor cantidad de respiro fiscal.
«Europa nunca se reunió cuando la necesitábamos«, reflexionó el economista francés Jean-Paul Fitussi. “Y, por lo tanto, era previsible que los países del norte dijeran no a la mutualización de la deuda. Pero sin mutualizar la deuda, la crisis de hoy no se resuelve. Y no hacerlo es suicidio colectivo”.
El Reino Unido, después del Brexit, está afuera; Europa del Este ha chocado con Bruselas durante años y ahora viene el aislamiento del sur de Europa.
Mientras Italia luchaba por frenar y contener el contagio mortal, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, anunció que el banco central «no estaba aquí para cerrar los diferenciales» entre los bonos italianos y alemanes, una medida de la diferencia de riesgo entre el Dos deudas soberanas. Los comentarios de Lagarde, inmaculados por la «solidaridad», hicieron que los rendimientos de los bonos de Italia fueran considerablemente más altos.
Migrantes
Anteriormente, cuando Italia y Grecia fueron abrumados por inmigrantes de Medio Oriente y África, los países de la UE se negaron a tomar su «parte» de los migrantes. Al carecer de una política para detener el flujo de inmigración masiva, Europa decidió dejar a los países del sur a su suerte.
El ministro de Asuntos Exteriores de Italia en ese momento, Angelino Alfano, declaró que Europa había «abandonado» a Italia. «La UE está abandonando a Italia en su momento de necesidad«, declaró Elisabeth Braw en Foreign Policy.
En tiempos de crisis, los tecnócratas en Bruselas parecen robóticos y apáticos, mientras que los estados nacionales se vuelven esenciales para contener la inmigración ilegal o una pandemia. La Unión Europea está muerta, simplemente todavía no lo sabe.
Giulio Meotti, editor cultural de Il Foglio, es un periodista y autor italiano, crónica publicada en The Gatestone Institute, el 26 de abril de 2020
