Por: Enrique Peramás / Luego de sesenta días de cuarentena y donde el Gobierno de Vizcarra estableció diversas medidas sanitarias y económicas, podemos puntualizar diversas debilidades estructurales de la organización del Estado.
En este contexto, hay un componente que podemos llamar “deficiencia transversal”, y es la ausencia de un Gobierno Digital que garantice un adecuado proceso de base y manejo de datos, que ante los ojos del ciudadano se resume en eficiencia y efectividad para una mejor calidad de vida.
Contamos con normas que regulan el Gobierno Digital, como es el Decreto Legislativo 1412, pero que en la práctica no han roto la resistencia al cambio.
Muchos errores por falta de data: En el caso del bono para la población más vulnerable quedó demostrado que no contamos con una información actualizada, que hubiera permitido identificar a las familias beneficiarias y se hubiera recibido el dinero de manera oportuna. Otro aspecto, es que por carecer de una base segmentada poblacional, no se pudo implementar una estrategia de monitoreo en tiempo real a la población y reducir los posibles contagios.
También podemos mencionar la falta de billetera electrónica, que sería de suma utilidad, si el Gobierno y la ASBANC hubiesen trabajado este tema. En el caso de las MYPES, el programa Reactiva Perú, contiene requisitos, que complica la liquidez inmediata, y es justamente por la falta de datos que maneja el Gobierno.
Propuestas hay muchas, pero sin un Gobierno Digital es muy difícil. Parece muy lejano hablar del control de acceso a espacios públicos basados en el reconocimiento facial, lo cual permitiría o impediría el ingreso en forma rápida y sencilla. Asimismo, podríamos trabajar el tema de alarmas de temperatura local excesivas, con sistema de termografía.
Las cosas están claras, “al pan, pan y al vino, vino”, el país no pudo afrontar de mejor manera el COVID-19 por la falta de una infraestructura sanitaria medianamente decente, y principalmente por carecer de un Gobierno Digital. Nos faltó visión estratégica.
Para llegar a un Gobierno Digital, requerimos de tres herramientas: 1) Recursos económicos, 2) Capital humano competente en el uso del TIC y 3) Infraestructura tecnológica a nivel local y regional.
Pero esto no será fácil porque para llegar a tener un Gobierno Digital implica la innovación en la reforma del Estado, y asimismo involucra el uso de la tecnología para agilizar procesos, fomentar la competitividad y acercar al Estado a los ciudadanos.
Por eso vemos con esperanza que el próximo CADE digital, organizado por IPAE en junio próximo, lleve como nombre “Perú, el impulso digital”.
Sigamos a los mejores, Estonia es un país pequeño que queda al norte de Europa, de un millón trescientos mil habitantes y que es ejemplo mundial de Gobiernos Digital. Celebremos un convenio con dicho país para transferencia de conocimientos, mandemos a nuestros mejores jóvenes a especializarse, tendremos excelentes profesionales en tecnologías y los resultados se verán muy pronto.
Como señaló Michael Porter “La prosperidad no se hereda, se construye”