Por: Mario Zúñiga Martínez / Frente a la situación de emergencia sanitaria en la que nos hallamos, es recurrente escuchar y ver a todas horas y de manera incesante a través de los distintos medios de comunicación y las redes sociales, mensajes propalados exhortándonos para que guardemos los protocolos o nos quedemos en casa, con el objetivo de frenar la propagación del coronavirus y evitar más contagios a fin de no seguir colapsando deficiente sistema de salud con el que contamos y de seguir incrementando la escalofriante cifra de fallecidos en el país.
Sin embargo, en esta lucha frontal contra la pandemia, dentro de la primera línea de contención esta el personal médico que ponen en riesgo su salud y la de las personas que conviven con ellos, porque su trabajo consiste en atender y salvar la vida de los miles de pacientes que ingresan y permanecen en los nosocomios, que son el principal campo donde se libra la batalla contra la enfermedad, arriesgando sus vidas en favor del prójimo.
En esa línea, el pasado mes de junio, el Poder Ejecutivo promulgó la Ley N° 31021 que reconoce como héroes de batalla contra el coronavirus, entre otros, a los médicos del sector salud, que fallecieron en valerosa y sacrificada labor protegiendo la vida y la salud de la población ante la pandemia que asola al país y al mundo entero.
Si bien es plausible la norma legal que resalta la participación de estos valerosos soldados civiles que se encuentran en la primera línea de la lucha contra la pandemia; no obstante, esta norma legal es meramente declarativa y no está orientado a solucionar el problema de fondo, generado con las pérdidas de vida de las decenas de médicos peruanos que fallecieron víctimas de la enfermedad, tras ser contagiados mientras atendían a los pacientes, y que han dejado desamparados a sus cónyuges, a sus menores hijos y a sus ancianos padres.
Según el artículo 79° de la Carta Magna y el artículo 76° del Reglamento del Congreso, los congresistas están impedidos de presentar y aprobar normas que contengan iniciativa de gasto como el pago de un bono o el otorgamiento de una pensión vitalicia a favor de los deudos de los médicos fallecidos por coronavirus.
El problema se origina porque a diferencia de otros reconocidos héroes, como los miembros de las Fuerzas Armadas, caídos en conflictos armados en defensa de la soberanía, estos dejan una pensión vitalicia a favor de sus deudos, situación que debería replicarse en el caso de los médicos que fallecieron luchando esta guerra contra la pandemia, en una valerosa y sacrificada labor protegiendo la vida y la salud de los miles de contagiados en el país, en el marco de las acciones dispuestas por la emergencia sanitaria y por el estado de emergencia nacional.
En ese sentido, exhortamos al Poder Ejecutivo para que evalúen y materialicen el otorgamiento de una pensión vitalicia para los familiares directos de estos héroes civiles convertidos ahora en mártires de la pandemia, ya que nuestra sociedad tiene una deuda con ellos que debemos honrarla.
(*) Parlamentario Andino
