Por: Jorge B. Hugo Álvarez / El último mensaje a la Nación por parte del Presidente de la República, Martín Vizcarra, generó poco entusiasmo en la población más afectada por la pandemia. Fue un discurso extenso, aburrido y pasmoso. Muchas generalidades y pocos anuncios concretos. Lo relevante es el mensaje directo a favor de los empresarios: No habrá un nuevo rumbo en la economía nacional.
Por tanto, el modelo económico extractivista continuará. Perdiéndose una vez más, la posibilidad de la Gran Revolución Industrial, vía diversificación productiva. Es una pena, porque los países que lograron su prosperidad económica y social, lo fue precisamente porque optaron por industrializarse; China, Corea del Sur, Vietnam, Europa, EE.UU. de Norteamérica, etc.
Son 199 años de independiente sin haber logrado constituirnos en una Nación rica y poderosa. Entonces, si los modelos económicos se agotan, pierden vitalidad y no constituyen garantía de crecimiento sostenible por sí misma, no entendemos por qué persistir sobre algo que ha mostrado fragilidad. CONFIEP debe estar muy complacido con estos anuncios de un Presidente casi derrotado y poco sintonizado con el pueblo.
Hubo grandes vacíos en el discurso sobre cómo reducir el terrible desempleo, la informalidad, el fomento de la inversión en industria manufacturera, las exoneraciones tributarias, programas sociales sistematizados, etc. No obstante, lo rescatable en el discurso presidencial, son los anuncios del Proyecto Chavimochic III, Proyecto Majes, Quellaveco, Yanacocha, etc. Sin embargo, se ubican en la misma línea del continuismo.
Mucho beneficio para los empresarios y de poco beneficio para el país. Nada se construye con improvisación sino con metas y planificación, claves para el desarrollo nacional. Punto a favor de CONFIEP; una economía extractivista es un maldición para los intereses del país. Tenemos que diversificar la producción dando mayor agregado y tecnológico para ser competitivos.
En esta línea de razonamientos, hubo momentos que percibíamos a un Presidente imbuido en una realidad ajena a la nuestra y ensimismado con sus recuentos triunfalistas de medias verdades. Pero, allí están las cifras reales, éstas se imponen obligando a trasparentar la información. Entonces no tiene sentido ocultar esa realidad, porque en el exterior se conoce muchos más de lo nuestro.
Por eso, resulta irónico orientar el dedo acusador de las crisis en infraestructura sanitaria, oxígeno, desempleo, informalidad, economía chicha, entre otros males, sin admitir sus propios errores. Le concedemos la razón al Presidente en culpar al pasado, pero hacer lo propio en el presente por inacción o temor es incurrir en la misma culpa.
Pero no todo se reduce a simplicidades negativas. Es posible rescatar del discurso presidencial el anuncio de incremento en el Presupuesto para el próximo año, la inversión en el sector salud. Sin embargo, se ubica en la misma línea del continuismo. Mucho beneficio para los empresarios y de poco beneficio para el país. Nada se construye con improvisación sino con metas y planificación, claves para el desarrollo nacional.
No obstante, que su Gobierno se opuso al incremento del 6% del P.B.I. en el sector de educación, cuando es evidente la fuerte conectividad entre salud y educación. Paradojas de la vida, pero Martín Vizcarra se va sin pena ni gloria abrazando a la extrema derecha, consciente que este modelo no ha funcionado.
(*) Abogado penalista y analista político.