Por: Magaly Zapata
El jueves 30 de enero celebraremos los 259 años de vida enhiesta de nuestro Monumento Histórico y patrimonio cultural, la Plaza de Toros del Acho. Pero más que recordar su historia quiero mirar su futuro y eso me lleva a contarte que días atrás vino a Lima la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, fue invitada de honor del Alcalde López Aliaga para la presentación oficial del Patronato de Lima (Prolima) que tiene como objetivo promover, preservar y revalorar el patrimonio histórico, cultural y arquitectónico de la capital a través de inversiones, patrocinios y el impulso de actividades culturales.
Triste fue comprobar que ni el alcalde ni su oficina de asuntos culturales pusieron en agenda de la activista taurina y autoridad española una visita a nuestra Plaza de Toros de Acho, tercera más antigua del mundo, y que, dudas no tengo, hubiera estado encantada de conocer.
Y digo activista porque no tiene reparos en defender los toros como seña de identidad. Pues a cuento viene porque es hora que la máxima autoridad política de Lima Metropolitana y su patronato vinculen el damero de Pizarro con el barrio más antiguo gestado en época virreinal y con Acho como pilar inicial del eje cultural capitalino pues el centro histórico del barrio bajopontino suma alrededor de un tercio del reconocimiento que obtuvo Lima de la Unesco como Patrimonio Mundial de la Humanidad; y que tome nota del valioso trabajo “propuesta de un museo de sitio en los linderos del coso más antiguo de América un proyecto muy valioso para Acho y para el Rímac” que expuse en nota periodística hace 10 años, con la autoría del joven arquitecto, Sebastián Arenas Álvarez Calderón, con el que se graduó con honores de manos del arquitecto Cruchaga, reconocido profesional y taurino que lo calificó como “un gran trabajo que servirá mucho a esa zona tan postergada, con tanta carga histórica”.
El trabajo propone hacer en los exteriores que llegan al río un gran museo de sitio que ponga en valor la zona y la plaza de toros como nave insignia cultural para los conos confluyentes: Norte, Este y Sur, siendo un complemento al gran parque pensado para la margen izquierda del río hablador.
El llamado MUR (Museo del Rímac) tendría su mayor área en los sótanos con espacio público de 10 mil m2 como área libre para asiduos de Acho y visitantes, con un área para 300 estacionamientos nuevos que mitigarían la demanda según las normas de Reglamento Nacional de Edificaciones, debiéndose restaurar una casona aledaña declarada monumental y el Mirador de Ingunza como parte de todo el complejo.
En palabras de su autor, se busca “concentrar el protagonismo visual de la zona en los tres edificios monumentales, que son la plaza de toros, el mirador y la casona, por ello el piso de la plaza como el acabado de las fachadas del museo serían en tonos de grises propios del concreto expuesto y que contrastan con la viva paleta de colores que presentan dichos elementos, su forma responde a la cuadrícula original con la que se diseñó el distrito rimense, que se mantiene casi intacta hasta hoy.” Lo dije hace 10 años y lo repito ahora: Sólo deseo que esta propuesta no siga en la carpeta del olvido como parte de una “ciudad invisible”.