Perú y Corea firmaron ayer el contrato de Estado a Estado para la asistencia técnica de la construcción del aeropuerto internacional de Chinchero, a pesar de una serie de objeciones que profesionales en la materia han realizado a la mencionada obra.
Según el Gobierno, la infraestructura aeroportuaria que se construirá en el distrito de Chinchero, provincia de Urubamba (Cusco), permitirá la llegada y salida de vuelos directos de Bogotá, Río de Janeiro, Buenos Aires, Santiago, Quito, Panamá (hub internacional de Centroamérica) entre otras ciudades de América.
“La asistencia técnica de Estado a Estado propone la optimización de los estudios técnicos del proyecto a fin de obtener una certificación LEED, para la infraestructura aeroportuaria. Es decir, Corea garantizará un aeropuerto sostenible y amigable con el medio ambiente”, se informó.
En tanto, el gobierno coreano se comprometió a respetar el patrimonio peruano. “Vamos a esforzarnos todo lo posible para conservar el patrimonio cultural y el medio ambiente de la región de Chinchero en el proceso de construcción del nuevo aeropuerto”, señaló el director del Ministerio de Tierra, Infraestructura y Transporte de Corea, Taebyung Kim.
Por su parte, el ministro de Transportes y Comunicaciones, Edmer Trujillo añadió: “La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) ha sido muy clara en decir que este proyecto cumple con todas las exigencias y estándares internacionales. ¿Alguien más que la OACI puede tener autoridad para cuestionarlo? Creo que no”.
Durante la ceremonia, los representantes de los ministerios de transporte de ambos países se comprometieron a entregar el aeropuerto terminado el 2024. Pero indicaron que buscarán acortar los plazos para una entrega más pronta.
CUESTIONAMIENTO
Sin embargo, para el analista político Carlos Morales, el tema del Aeropuerto de Chinchero no pasa por la firma de convenios entre gobiernos, o por una decisión política, social o comercial. “Un aeropuerto se hace en forma técnica, y el Aeropuerto de Chinchero no ha cumplido con hacer la mandatoria de todos los pasos que OACI pone como condiciones para que se haga un aeropuerto, independientemente de la altura en la que se encuentra las instalaciones de ese aeropuerto, independientemente de los problemas de espacio aéreo que nunca investigaron, y nunca consultaron con las líneas operadoras si sus aviones de 400 pasajeros pueden volar a esa zona”, señaló a La Razón.
En ese sentido, Morales sostuvo que ningún avión de 400 pasajeros va a aterrizar viajando en forma directa de Australia a Chinchero, o desde Estados Unidos, Asia o Eruopa a Chinchero, “que fue lo que dijeron las autoridades para justificar su construcción”.
El analista remarcó que los aeropuertos no pueden hacerse de manera tan antojadiza, porque de lo contrario se convierten en una trampa mortal. “(Los aeropuertos), o se hacen en forma técnica, o van a ser una trampa mortal, escojan. Pero quienes hagan el Aeropuerto de Chinchero que pongan bien claro su nombre, si lo quieren hacer, que ellos insistieron en hacer ese tema, para cuando se produzcan los accidentes y los incidentes”, sentenció Morales.
PRESIONES
Pero el Aeropuerto de Chinchero no solo es inviable, sino que está bajo la lupa por una serie de irregularidades. Así, el excontralor Edgar Alarcón recordó que durante su gestión se reunió hasta en nueve oportunidades con funcionarios del Ejecutivo para conversar sobre la auditoría a la adenda Nº1 del contrato de concesión.
“De esas reuniones, por lo menos a cuatro asistió Martín Vizcarra (entonces ministro de Transportes) y otras veces Fiorella Molinelli, que era viceministra (de Transportes) y estaba en la misma línea de preocupación de que se resuelva favorablemente la auditoría sobre Chinchero”, manifestó sobre las presiones que habría recibido de miembros del Ejecutivo.
Alarcón resaltó que el proyecto Chinchero era la prioridad de Vizcarra y Molinelli. Agregó que también se reunió con ellos el 19 de enero del 2017 y le resaltaron que necesitaban que salga esa obra. Otra cita se dio el 20 de abril, en la que le pidieron que la auditoría al caso Chinchero debía ser favorable.
El excontralor sostuvo que una de las recomendaciones que dio la Contraloría sobre el caso Chinchero fue la de negociar, no que se realice una nueva adenda. En ese sentido, remarcó que hay responsabilidad penal al firmar la adenda, pues se cambiaron las condiciones de la concesión.