Después del viaje de Biden:
¡Dios, no guardes silencio! ¡No calles ni te quedes quieto, Dios! Pues he aquí, Tus enemigos alborotan (contra nosotros) y los que Te aborrecen, alzan la cabeza. Contra Tu pueblo traman en secreto con engaño, toman consejo contra Tus protegidos. Dicen: «Vengan, destruyámoslos para que no sean nación ni haya más memoria del nombre de Israel». Pues conspiraron a una; contra Ti han hecho un pacto.
Estas finales palabras, son exactas a las pronunciadas por Irán. Pero no son extraídas de un Artículo periodístico. Son del Salmo 83, versículo 2 al 6. Un «Artículo» escrito hace algo más de 3000 años.
Por otra parte, hay que agradecer al ex-Presidente Trump, el cabezazo de haber creado «Los Acuerdos de Abraham», entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos (E.A.U.), Bahréin, Sudán y Marruecos. Igualmente, agradecerle al Presidente Biden, continuar con esa política «heredada» de Trump. A ello estuvo encaminado su viaje en estos días pasados a Israel y Arabia Saudita: lograr el acercamiento definitivo entre estos 2 países. Sin restarle la máxima importancia a este Acuerdo, tal como va, una situación ideal sería que Arabia Saudita firmara también con Israel, dicho Acuerdo.
¿Por qué?
Remontémonos a la Resolución de la ONU: Año 1947. Miembros de la ONU, en ese años: 57. Una vez realizada la votación, 33 miembros votaron a favor, 10 se abstuvieron, 1 no participó y 13 votaron en contra:Afganistan, Arabia Saudita, Cuba, Egipto, Grecia, India, Irak, Irán, Líbano, Pakistán, Siria, Turquía y Yemen.
De los 13 que votaron «NO», 10 eran países musulmanes. Ahora bien, insisto, en que si somos parte de una votación, tenemos la opción de votar o no votar. De manera que si aceptamos votar, es porque aceptamos someternos al resultado final. De ahí que a la ONU le faltaron » calzones», para reconvenir de todas las formas posibles a Arabia Saudita, que en ese entonces, era el «papá», el país líder musulmán de la zona y arrastraba con su influencia la voluntad de los otros países musulmanes.
Al final del «paseo» de Biden, el anciano Rey Salmán bin Abdulaziz bin Saud, no dio su brazo a torcer. Declaró que Arabia Saudita se uniría a los «Acuerdos de Abraham», después de un acuerdo Palestino-Israelí. Después de la solución de 2 Estados, uno Palestino y el otro Israelí.
Empero, lamentablemente, «la cosa» no es por ahí. Arabia Saudita fue el instigador de toda la violencia, después del resultado de la «Partición». Arabia Saudita, patrocinó la fuga de los «palestinos» hacia los países vecinos: Líbano, Siria, Jordania e Irak, principalmente, con el «cuento chino» de que se llevaran las llaves de sus casas, que cuando los países árabes acabaran de borrar a Israel de la faz de la tierra, entonces podrían volver y abrir nuevamente sus hogares.
Mientras tanto, en vez de recibirlos como inmigrantes -que después, a su voluntad, los que quisieran podrían regresar-, y haberlos integrado a la vida de sus respectivos países, los zamparon en «Campos de Refugiados», sin agua, sin luz, sin educación. Y así, así, los han dejado hasta el día de hoy, los mismos años de lndependencia de Israel: 74 años! Y así se ve cómo fuNciona la solidaridad de los países Árabes, con sus congéneres.
Y Arabia Saudita, «sin quererlo, queriendo», trajo la violencia y el terrorismo al «Miedo» Oriente, aportando armas y dinero. Toda esa frustración creada por los Estados Árabes de la época, los «negacionistas», derivó en los movimientos terroristas.
Por ello, si Arabia Saudita, llegara a firmar como miembro, los «Acuerdos de Abraham», sería un reconocimiento tácito de «mea culpa». Y a partir de ese momento, caerían por «gravedad», todos los movimientos terroristas. Y no sólo contra Israel, sino contra la población judía a nivel mundial.
Al acabar la violencia y todos los actos terroristas, la confianza volvería a reinar en el «Miedo» Oriente. Si no, que lo digan los países Árabes, que ya están con lazos diplomáticos con Israel.
– Miembro A.I.E.L.C.
