Los campamentos de Tindúf, situados en Argelia, han sido testigos, durante los últimos meses, de una campaña de represión sin precedentes, marcada por el uso excesivo de la fuerza, las desapariciones forzadas, los arrestos y la tortura, que causaron varias víctimas entre los habitantes de los campamentos.
Las restricciones a la libertad de expresión y al desplazamiento impuestas por el polisario se han convertido en una práctica diaria para las poblaciones saharauis secuestradas en los campamentos de Tinduf y reducidas a un negocio cuyo objetivo es el desvío de la ayuda humanitaria internacional que se vende fraudulentamente en los mercados de los países africanos vecinos.
Los dirigentes del polisario impusieron, en violación flagrante de los convenios y del derecho internacional humanitario, restricciones de desplazamiento a personas y vehículos en Tindúf, lo que paralizó la movilidad dentro de los campamentos.
Estas medidas represivas llevaron estas poblaciones a organizar diversas manifestaciones exigiendo la libertad de movimiento, y fueron brutalmente reprimidas por las milicias del polisario a través del uso excesivo de la fuerza contra los civiles y la destrucción de la propiedad privada de los habitantes de los campamentos.
Durante estas manifestaciones, periodistas, blogueros y manifestantes fueron intimidados y detenidos, y sus familiares presionados para obligarles a guardar silencio.
Después de denunciar el desvío de la ayuda alimentaria internacional perpetrada por los dirigentes del polisario en detrimento de las poblaciones de los campamentos, tres opositores saharauis están hoy en día detenidos y procesados por actos de traición: Moulay Bouzid Abba, Fadel El Mehdi Breica y Mahmoud Zeidane.
Los tres están encarcelados en la prisión negra de Dheïbiya y están siendo investigados por «calumnias, insultos, sedición e incitación a la rebelión» y se enfrentan a penas de prisión de cinco años a cadena perpetua. Cabe señalar que estos opositores, cuya liberación es exigida a gritos por sus numerosos partidarios (Asocaciones y ONGs) y familias, nunca han sido llevados ante la justicia.
A estas detenciones se agrega la desaparición forzada de El Khalil Ahmed secuestrado en 2009 en Argel, mientras se preparaba para denunciar en una conferencia las violaciones de los Derechos Humanos por parte del polisario.
En lo que se refiere a los tres opositores saharauis, la ONG Human Rights Watch denunció las detenciones arbitrarias del polisario y exigió la liberación de los activistas encarcelados, insistiendo en la ausencia de evidencia de actividades criminales. HRW ha precisado que «Argelia no puede externalizar la protección de los Derechos Humanos en su territorio y cerrar los ojos si el polisario los viola».