Delincuentes pagaban 150 euros a uno de los Mossos a cambio de datos reservados de investigaciones.
Uno de los equipos implicados en un tiroteo en el barrio del Besòs de Barcelona, el 15 de enero, entre 2 clanes criminales enfrentados. Los Alunda, paró a la primera patrulla que arribó de los Mossos y se quejó amargamente: sus rivales tenían virtud en el tráfico de drogas ya que recibían trato de favor de un mosso d’esquadra. Si averiguaban quién era, alertaron, le proveerían un “susto”. No ahorraron detalles sobre el clan presuntamente salvaguardado: 3 hombres, uno de ellos Valentín Moreno, asesinado unos meses anteriormente en Sant Adrià de Besòs. Su muerte a sangre gélida en la calle, de un tiro en la cabeza, llamó la atención, más que nada por la condena en el pasado de Valentín por un homicidio en la Villa Olímpica.
No era la primera ocasión que llegaban voces de alerta sobre aquel mosso. En Granollers, su expareja —que además es agente— describió que estaba “pasando información policial a delincuentes del barrio de La Mina” a cambio de 150 euros por consulta. Lo supo debido a S. B., una confidente de los Mossos en Sant Adrià, donde los 3 se habían conocido. En su testimonio frente a Asuntos Internos (DAI), la confidente delató al policía sin remilgos: confirmó que le conocía a partir de hacía 20 años, una vez que a ella la detuvieron por robo. Él le tomó las huellas. Ahí inició la interacción.
El policía, según las conclusiones de la DAI, “hizo valer su condición de agente” y su alto “nivel de ingreso a las bases de datos” como analista para hacer bastante más de 400 consultas sobre 7 individuos, entre ellos Valentín Moreno y el hijo de la confidente. S. B. manifestó como testigo, empero después como investigada ya que la policía constató que hacía de intermediaria: ella se llevaba 50 euros por consulta y el representante, 100.
El funcionario utilizaba 2 teléfonos para comunicarse con la dama por WhatsApp; en uno de ellos se hacía llamar Superman Fede. “Que me mire a mí, porfa”, redactó un interesado a la dama, que reenvió el mensaje al representante. Este contestó que podían estar tranquilos pues no había “nada de nada”. En otro mensaje, la dama le exige un número de cuenta para hacer un ingreso. “Este que te realice bizzum, es instante”, dice el mosso en referencia a una aplicación bancaria (Bizum) para hacer transferencias al instante.
Aquel es el primordial indicio de la DAI de que el mosso cobró. Los estudiosos sospechan que lo cobrado “puede subir a una cantidad enorme de euros” dado el alto número de consultas.