«La respuesta de la comunidad internacional a estos ataques imprudentes ha sido unida y decidida», aseguró Joe Biden
El jueves pasado, Estados Unidos y el Reino Unido llevaron a cabo bombardeos en múltiples ubicaciones militares controladas por los rebeldes hutíes en seis provincias de Yemen. Esta acción fue una respuesta a los ataques perpetrados por los insurgentes contra buques comerciales en el mar Rojo, lo cual llevó al movimiento chií a declarar la guerra a dichos países.
El comunicado del presidente estadounidense, Joe Biden, confirmó que, bajo su liderazgo, las fuerzas de EE.UU., en colaboración con el Reino Unido y respaldadas por Australia, Baréin, Canadá y los Países Bajos, ejecutaron con éxito ataques contra múltiples objetivos en Yemen utilizados por los hutíes.
«La respuesta de la comunidad internacional a estos ataques imprudentes ha sido unida y decidida», aseguró el mandatario estadounidense.
Según informantes consultados por EFE, los ataques aéreos afectaron al menos seis provincias controladas por los hutíes, quienes han dominado gran parte del noroeste de Yemen desde el inicio de una guerra sangrienta en 2014. Este conflicto ha sumido al país árabe en la peor crisis humanitaria del mundo.
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Objetivos militares
Según los informantes, las áreas que sufrieron bombardeos incluyeron la capital, Saná; la ciudad portuaria de Al Hudeidah; así como las provincias de Saada, Dhamar, Taiz y Hajjah, todas ubicadas en el oeste de Yemen.
Dos de los ataques aéreos en Saná fueron dirigidos a la base aérea de Al Dailami, situada en el aeropuerto de la capital, mientras que otros dos bombardeos en Taiz alcanzaron posiciones militares y el aeródromo de la ciudad.
En la ciudad portuaria de Al Hudeida, que ha sido utilizada por los hutíes para lanzar numerosos ataques contra buques mercantes, los bombardeos se dirigieron a diversas posiciones cercanas a su aeropuerto. Además, se reportaron ataques contra cuarteles militares en la localidad de Saada.
«Nuestro país ha sido objeto de una agresión masiva por parte de barcos, submarinos y aviones de combate estadounidenses y británicos, y no hay duda de que Estados Unidos y Gran Bretaña tendrán que estar preparados para pagar un alto precio», dijo en X el viceministro de Exteriores de los hutíes, Husein al Ezzi.
Además, advirtió que tanto Washington como Londres «soportarán las terribles consecuencias de esta flagrante agresión».
De acuerdo con Washington, la intervención militar responde a los ataques «sin precedentes» de los rebeldes hutíes, quienes lanzaron un misil balístico el jueves con la intención de impactar las rutas de navegación del Golfo de Adén. Esta zona es crucial para el transporte de petróleo desde el golfo Pérsico.
Le declaran la guerra a EE.UU.
Poco después de la primera serie de bombardeos, Ali al Quhom, miembro del buró político de los hutíes, advirtió en su cuenta de X que estas acciones han desatado una «guerra abierta» entre el movimiento respaldado por Irán y la coalición liderada por Estados Unidos.
«La batalla será más grande, y más allá de la imaginación y las expectativas de los estadounidenses y los británicos. Es una guerra abierta», dijo el responsable insurgente, que aseguró que EE.UU. y el Reino Unido «se arrepentirán de su agresión».
Además, Al Quhom confirmó que los hutíes «ahora están respondiendo enérgicamente a los acorazados estadounidenses y británicos en el mar Rojo», indicando que se está librando «una guerra furiosa».
«Se atacarán sitios y bases militares estadounidenses y británicos, y el siguiente (paso) es mayor», amenazó el responsable.
Según fuentes hutíes informadas a EFE, los rebeldes han lanzado una serie de misiles crucero y balísticos dirigidos a buques de guerra de Estados Unidos y del Reino Unido en el mar Rojo como respuesta a los bombardeos aéreos en Yemen.
Proteger el comercio marítimo
En su declaración, Biden aseguró que los ataques hutíes en el mar Rojo «han puesto en peligro al personal estadounidense, a los marines civiles y a nuestros socios, han puesto en peligro el comercio y amenazado la libertad de navegación».
En respaldo a los palestinos de Gaza, los insurgentes han llevado a cabo ataques en el mar Rojo desde el 19 de noviembre contra embarcaciones supuestamente relacionadas con Israel. A pesar de afirmar que no buscan hundir barcos, su objetivo es ejercer presión económica sobre el Estado judío con el fin de poner fin al conflicto.
Biden señaló que más de 50 naciones han sufrido las consecuencias de estos ataques, resultando en que más de 2,000 barcos tuvieron que cambiar su ruta para evitar el mar Rojo. Esto ha generado aumentos en los costos de transporte y la posibilidad de significativos retrasos en los tiempos de entrega de productos que podrían extenderse durante semanas.
«No dudaré en ordenar medidas adicionales para proteger a nuestra gente y el libre flujo del comercio internacional según sea necesario», sentenció el mandatario estadounidense.
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