La percepción del aumento del crimen y del problema de los sin techo llevan a la caída de alcaldes y fiscales
California, el estado más poblado de EE. UU., sigue contando los votos de las elecciones celebradas la semana pasada. Se espera que los resultados oficiales sean anunciados el próximo 13 de diciembre, aunque aún quedan por contabilizar aproximadamente 2,6 millones de papeletas. A pesar de la demora, el impacto de la ola republicana ya es visible, incluso en este tradicional bastión demócrata.
El viraje hacia la derecha por parte de los votantes californianos refleja un rechazo al experimento progresista que se ha llevado a cabo en las principales ciudades del estado. Esta tendencia conservadora ha afectado especialmente a la zona de la Bahía de San Francisco, pero también ha tenido repercusiones en Los Ángeles, donde el fiscal de distrito demócrata ha perdido su reelección.
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Una abrumadora mayoría de californianos ha expresado su apoyo a políticas más estrictas, particularmente en lo relacionado con delitos de robo y drogas, exigiendo penas más duras. Este giro conservador pone de manifiesto el creciente descontento con las políticas progresistas en la región.
La señal más clara de alerta para los demócratas en California proviene de San Francisco, donde el electorado ha optado por un cambio de rumbo en la política local. En un giro sorpresivo, London Breed, la alcaldesa centrista que había estado en el cargo durante seis años, ha perdido la reelección. En su lugar, los votantes han apostado por Daniel Lurie, un novato en la política y heredero del imperio textil Levi Strauss.
A pesar de las señales de alerta a los demócratas, California sigue siendo un bastión azul. Kamala Harris ganó el estado con holgura, obteniendo el 58% de los votos (7,7 millones), frente al 38% de Donald Trump (5 millones). Asimismo, el demócrata Adam Schiff también se impuso en su contienda por 20 puntos sobre su rival republicano, el exbeisbolista Steve Garvey.
Sin embargo, a pesar de este claro respaldo a los demócratas en las contiendas a nivel estatal y federal, los votantes han dado una señal clara de que buscan un cambio en la política local. El giro hacia enfoques más moderados en las elecciones municipales refleja un creciente descontento con las políticas progresistas, especialmente en áreas clave como la vivienda, la seguridad y la crisis de las drogas.