¿También curas rojos? Ahora todo el Perú sabe cómo está constituida y lo que hace la cadena roja de la iglesia peruana dirigida por el Cardenal Comunista Jesuita Pedro Barreto, donde además destacan el Arzobispo de Lima Carlos Castillo y otros más jóvenes que actúan amparados bajo su sotana y en la sombra; haciendo daño no solo a la Iglesia sino a la sociedad del país; aprovechándose del profundo fervor cristiano que posee el ciudadano peruano para inculcar la teoría marxista de la liberación.
Esto con el fin de levantar, dividir e incitar al pueblo a la subversión y a las protestas violentas, peor aún, no para reclamar sus derechos legales, sino para lograr a todas luces sus intereses, los del terrorismo, los de la minería ilegal, tala ilegal y los objetivos internacionales del Foro de Sao Pablo, el Grupo Puebla y el Comunismo del Siglo XXI.
Así tenemos a otros miembros evidentes de nuestro clero que colaboran en perfil bajo con la causa roja, los mismos que parecen estar con Dios ante la gente para promover la Fe cristiana, pero en lo profundo están con el diablo para inculcar el comunismo en el Perú. Dentro de éstos figura Miguel Cabrejos, Luís Bambarén, ya fallecido el 2021, cuyos seguidores lo llamaban el Obispo de los Pobres.
Lo sabido es que los últimos que viven y ejercen cargos en la iglesia del Perú, fueron puestos por el Papa Francisco, Peronista declarado quien de una u otra forma es conocido que avala al comunismo y a la izquierda por su posición frente a los líderes de muchos países de la región que hoy en día están bajo el yugo comunista.
Y ni que decir respecto a que ellos representan también a las autoridades eclesiásticas de la Pontificia Universidad Católica del Perú, cuna de la clase caviar que tanto daño han hecho a los diferentes gobiernos y a la democracia en el Perú, haciéndole siempre el juego a los gobiernos de turno y a la izquierda política para satisfacer sus intereses personales sin importarles las necesidades del pueblo, actuando con una careta falsa en los diferentes puestos claves que acostumbran lograr en los diferentes estamentos del estado, tratando de demostrar falsamente de que luchan por las necesidades de ellos.
En este sentido, llama la atención a la comunidad limeña y peruana en general la situación del ex Cardenal Juan Luis Cipriani, quien después de solicitar en enero del presente año su renuncia al Gobierno Pastoral de la Arquidiócesis de Lima al Santo Padre en Roma, la misma que fue aceptada, fue reemplazado por el Padre Carlos Castillo quien fue ordenado el 02 de Marzo en la Basílica de la Catedral.
Ahora el ex Cardenal, quien en su momento como cabeza de la Universidad Católica quiso desterrar a los rojos, es él quien ahora se encuentra como desterrado y encerrado en Italia y todavía con prohibición de hablar sobre la situación actual del clero en la coyuntura que vive el Perú. Como podemos observar con la tendencia actual del Papa Francisco, no se avizora a corto plazo un cambio que refleje una corrección de las tendencias rojas de algunos de sus miembros en la iglesia peruana.
Así como hay lobos con piel de oveja, hay demonios con sotanas y en nuestro Perú tenemos “Cardenales muy diablos y con descendencia” y “diablos con descendencia, disfrazada de Cardenal” ambos de color “rojo infernal”
Por aquello que amamos, no queremos curas rojos, comunismo ni terrorismo en el Perú.
(*) Teniente General FAP en retiro