La tensión también se sintió en el equipo Alpine
La emoción de la Fórmula 1 alcanzó su apogeo en el icónico GP de Mónaco, donde Charles Leclerc logró cumplir su sueño de ganar en casa, mientras Carlos Sainz demostró una resiliencia increíble al subir al podio pese a un pinchazo temprano en la carrera. Aunque la competencia en la Costa Azul no presentó grandes cambios en las posiciones de los diez primeros, la jornada estuvo marcada por varios incidentes y la inesperada caída de Sergio Pérez.
Desde la salida, la estrategia de Ferrari era clara: apoyar a Leclerc. Sin embargo, Sainz tenía sus propias ambiciones y rápidamente intentó adelantar a Oscar Piastri en Santa Devota. Desafortunadamente, un roce con la rueda del McLaren provocó un pinchazo en su neumático delantero izquierdo, complicando su inicio.
El caos no se detuvo allí. Kevin Magnussen, en una maniobra imprudente, chocó con el Red Bull de Pérez en el sector de Beau Rivage. El impacto fue devastador para Pérez, cuyo coche quedó reducido a chatarra contra las barreras, pero por suerte salió ileso.
La tensión también se sintió en el equipo Alpine. En la entrada del túnel, un enfrentamiento entre Pierre Gasly y Esteban Ocon rompió la paz efímera del equipo. Ocon, buscando un espacio imposible, terminó en un incidente que alarmó a todos. «La maniobra de Esteban estuvo totalmente fuera de lugar, así que deberá asumir las consecuencias», declaró Bruno Famin, el team principal de Alpine.
La bandera roja que siguió permitió reparaciones cruciales. McLaren pudo arreglar los daños en el coche de Piastri y Ferrari intentó reponer el SF24 de Sainz. Sin embargo, el cambio de neumáticos durante la interrupción eliminó cualquier posibilidad de emoción en las paradas en boxes.
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Con una resalida desde parado, los pilotos se enfrentaron a 77 vueltas más. Sainz, siempre estratégico, pidió a su equipo que Leclerc acelerara en la vuelta de formación para mantener el control. Leclerc solo necesitaba mantener su posición en la primera curva para asegurar la victoria.
Mientras tanto, otros equipos como Mercedes y Red Bull optaron por estrategias conservadoras con neumáticos medios, en contraste con los duros de Ferrari y McLaren. La carrera avanzó con todos los pilotos gestionando sus neumáticos y formando la tradicional fila india de Mónaco
Fernando Alonso, quien inicialmente aprovechó un error de Daniel Ricciardo para ascender a la duodécima posición, vio cómo la competencia avanzaba sin oportunidad de remontar. A medida que los líderes lo doblaban, su único consuelo fue la posibilidad de una vuelta rápida para su compañero de equipo.
Al final, el esfuerzo de Aston Martin por conseguir la vuelta rápida fue en vano, ya que Lewis Hamilton se quedó con el mejor tiempo (1:14.165). Alonso terminó undécimo, fuera de los puntos, en una carrera que no ofreció el espectáculo que muchos esperaban.
La carrera, aunque técnica y desafiante, se mantuvo dentro de la previsibilidad que suele caracterizar al GP de Mónaco. Hubo pocos adelantamientos y los pilotos se enfocaron en la conservación de los neumáticos y en evitar errores.
El telón se cerró con la presencia del futbolista Kylian Mbappé, quien agitó la bandera final. La victoria de Leclerc fue un momento especial, consolidando su estatus en el circuito más prestigioso de la Fórmula 1. Sainz, a pesar de las adversidades, logró un meritorio tercer lugar, demostrando que en el automovilismo, la perseverancia y la estrategia pueden superar los contratiempos más inesperados.