Buscan desactivar ejércitos y ceder presupuestos a fuerzas policiales, denuncia Luis Giampietri
Durante los últimos veinte años se han observado en el Perú una serie de acciones que de un modo u otro han afectado administrativa y operativamente tanto a las instituciones tutelares de la patria como a sus miembros.
A decir verdad, esto no es nada nuevo. Me tocó servir en la Junta Interamericana de Defensa en Washington DC durante la presidencia del general Leptkie, prestigioso general de tres estrellas perteneciente al Ejército de los Estados Unidos.
En esa oportunidad mi delegación presentó un excelente documento haciendo ver al Pleno de la Junta Interamericana la necesidad de crear un Sistema Conjunto Latinoamericano que luchará contra lo que por primera vez a esos niveles se llamó el narcoterrorismo.
Hicimos ver a nuestros colegas de la región que este era un problema de todos y que el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) era inaplicable en este caso y había resultado un fiasco a raíz de su fracasada aplicación en la Guerra de las Malvinas, en Panamá y en Granada.
La situación era difícil pues Estados Unidos amenazaba constantemente con retirarse de la Junta Interamericana y, con ello, al ser ellos los aportantes de aproximadamente el 65% de los fondos, la JID moriría, por lo que era de vital importancia mantenerla viva teniendo un enemigo potencial común como es el narcoterrorismo en la región.
Esta iniciativa, y hablo del fin de mi trabajo en marzo de 1990, no tuvo mayor éxito. No me extrañó, en la medida que el Perú es un país pequeño y el narcoterrorismo únicamente nos afectaba a nosotros.
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Desgraciadamente, y lo digo con profunda pena, las cosas cambiaron en los Estados Unidos a partir del 11 de septiembre del 2002, el dolor que nosotros sufrimos durante veinte años se extendió como una plaga por el mundo. Fue entonces cuando comenzaron las iniciativas de autodefensa colectiva, que obviamente hubieran servido de algo si las hubiéramos implementado cuando las propusimos hacía 12 años.
A esa amenaza se han sumado nuevos tipos de peligros de carácter y características peculiares en cada país. Se han incentivado los conflictos étnico-raciales, regionales y militares financiados por el crimen organizado y algunas importantes ONG ambientalistas, en convivencia con las grandes trasnacionales y potencias extranjeras interesadas.
Esto, unido a la cosa pública, así como el empleo de la justicia por mano propia, en reemplazo de los pésimos sistemas judiciales de la región han posibilitado pretextos para que los subversivos hayan puesto en serias dificultades a más de un presidente en América Latina, y en algunos casos han producido golpes de estado civiles.
Desactivando los ejércitos
La creación de la IV Flota y el convenio de cooperación Colombia-USA (Plan Colombia) que permite a la FFAA norteamericana el empleo de bases en territorio colombiano, dan una idea de la importancia que a esta situación le está dando el poderoso país del Norte.
Esto no estaría mal. Es más, sería muy bueno si es que no existieran algunos antecedentes que marcan la ruta al final del camino. Y es que en la mira de algunas instituciones y autoridades de diversas potencias está la desaparición de las Fuerzas Armadas Latinoamericanas y esta meta no es una figura producto de una sensación neurótica. No es así.
Para demostrarla me referiré a hechos concretos. En el año 2004, en una entrevista que hiciera Andrés Oppenheimer al general Hill, Jefe del Comando Sur de los EEUU, en compañía del subsecretario adjunto Rogelio Pardo, ambos manifestaron abiertamente que, desaparecidos los riesgos regionales entre los países, lo más importante era controlar lo que llamaron “la ingobernabilidad que es la principal amenaza regional”. Y para eso era necesario, según su percepción, desactivar los ejércitos y ceder parte de sus presupuestos a las fuerzas policiales, así como cambiarles su razón de ser a misiones de control del orden interno, es decir una especie de Guardia Nacional.
Conflictos domésticos
La Fundación Friedrich Ebert, al tratar estos temas dice que “Al analizar la situación de seguridad y defensa de América Latina se puede concluir que las principales amenazas están radicadas en los conflictos domésticos”. Ese reporte señala que los últimos años muestran un alto grado de inestabilidad regional y, en muchos casos, el derrame de los conflictos nacionales en los países vecinos y mucho más allá.
Este es el motivo que utilizaron ambos entrevistados en el programa del Sr. Oppenheimer para justificar la decisión de disminuir y/o eliminar las FFAA y traspasar sus recursos a las Fuerzas Policiales.
Pero mientras tanto ¿Qué ha pasado en el Perú? ¿Es que acaso nuestros políticos han permanecido ausentes de estas tesis?
¿No es acaso cierta la guerra frontal que han venido sosteniendo un grupo de políticos, medios de comunicación y ONGs contra las Fuerzas Armadas, tratando de utilizar como palanca de apoyo de sus argumentos los actos de corrupción y contra los DDHH que un reducido grupo de personal militar realizara durante el gobierno del presidente Fujimori para aplicar su licencia para matar a todas las iniciativas que salieran a favor de las FFAA?
Para muestra varios botones: La reducción de presupuestos del sector Defensa, los cambios en la Ley del Ministerio de Defensa, entre otros. Un periodista y ex ministro del Interior, insistió durante el gobierno del Sr. Toledo en recortar, y si es posible eliminar el Fondo de Defensa, esfuerzo que fracasó ante el evidente armamentismo chileno y la presión popular.
Plan bien estudiado
En su momento el señor Gino Costa, también ex ministro del gobierno del Sr. Toledo, lo acompañó en ese empeño, pero fue más allá, tratando de crear una fuerza Para Policial a cargo de los ronderos y comités de autodefensa en Cajamarca.
Esto sería anecdótico y circunstancial si no tuviera detrás un plan, perfectamente estructurado, que ya fue aplicado con éxito en Argentina y que tiene hasta nombre propio, el cual ha perjudicado seriamente a las Fuerzas Armadas Argentinas.
Este plan fue puesto en conocimiento público en el año 1993 por el EIR (Executive Intelligence Review) y su título es más que demostrativo: “El complot para aniquilar a las Fuerzas Armadas y a las naciones de Iberoamérica”.
No es mi intención comentar todo este extenso libro, cuya mayor virtud no está en quien lo escribió, sino en lo que escribió. Es decir, en el carácter predictivo que tuvo al momento de su publicación. Esto, sin buscar darle créditos personales a los autores a quienes no conozco. Por lo tanto, me referiré únicamente a lo que dicen.
“El nuevo orden”
Esta publicación trata del quehacer en todas las áreas de la vida del Estado y la sociedad iberoamericana. Para efectos de esta presentación efectuaré solo algunas citas y el lector me dirá si es que estos planes ya se han cumplido o están en vías de cumplimiento.
Luego de lo cual, y cuando detalle al final algunos nombres de los que participaron en la elaboración del Plan del Nuevo Orden, verán claramente que hay una constante conexión en el tiempo y todo indica que los sucesos allí descritos se están cumpliendo en la actualidad. Veamos algunos ejemplos. Dice este plan en relación con:
A) FUERZA ESPIRITUAL (RELIGIÓN):
- Ataque sistemático a la Iglesia Católica
- Visitas de personalidades a otros cultos y religiones.
- Incentivación de corrientes internas dentro de la misma Iglesia católica (Teología de la Liberación).
- Modificar el sentimiento nacional con el consecuente derrumbe del espíritu nacional.
- Impulso del indigenismo desplazando a la vertiente occidental.
B) FUERZA POLÍTICA
- Subordinar a las naciones Iberoamericanas al nuevo orden internacional.
- Impulsar poderes ejecutivos conformados por hombres comprometidos y subordinados con el nuevo Orden Internacional.
C) POBLACIÓN
- Control de la Natalidad
- Ejecución de acciones racistas
- Propagación de enfermedades endémicas
D) DEFENSA
- Reducción del presupuesto
- Eliminación del servicio militar obligatorio
- Eliminación de las reservas de hombres y equipos
- Reemplazo del sistema previsional (Pensiones) por un sistema privado
- Eliminación de parte de los institutos de formación
- Bajas de personal que no se alineen al nuevo orden
- Imposición de bajos sueldos reduciendo la calidad del personal
- Subordinar la Inteligencia Militar al de la región.
- Desaparición de las hipótesis de guerra
- Eliminación de misiones tradicionales
- Creación de fuerzas expedicionarias (ejemplo, Haití)
- Creación de fuerzas de lucha contra el narcotráfico
- Creación de fuerzas de represión interna
Maléfico plan
Como dije, para muestra basta un botón. En este maléfico plan han participado numerosas personalidades norteamericanas, europeas y latinoamericanas, entre los cuales destacan varios conocidos nuestros como Luiggi Enaudi, quien alguna vez nos visitara, Jimmy Carter, Antonio Luis Ferrer, Sol M. Linowitz, Abraham Lowental, Robert McNamara, Raúl Alfonsín, Oscar Camilión, Gonzalo Sánchez de Lozada, Oswaldo Hurtado Larrea. También Sergio Bitar, Gabriel Valdés, Nicolás Ardito Barletta, Enrique Iglesias, Julio María Sanguinetti y connotados políticos peruanos como Mario Vargas Llosa, Oscar Espinoza, Pedro Pablo Kuczynski, Javier Silva Ruete, Beatriz Merino y otros.
Las Teorías de Gramsci
Los hechos relatados hasta este momento no son los únicos. Desde 1928 Antonio Gramsci y Palmiro Togliatti, fundadores del Partido Comunista Italiano, interpretaron la doctrina de Karl Marx, que había expuesto su teoría del Comunismo en el siglo XIX bajo el principio de la “Lucha de Clases”.
Decían ellos: “No es necesario enfrentar a las clases para lograr la Toma del Poder” y plantearon que “Más efectivo es emplear el principio de la infiltración de las clases” sustentando sus motivos y exponiendo cómo ejecutarlo, infiltrando a la familia, a los alumnos de los colegios y universidades, a la iglesia, a las Fuerzas Armadas, etc., esto es lo que se ha estado llevando a cabo en último tercio del siglo pasado en nuestro país.
Durante principios del siglo XX en el Perú, los partidos Aprista, Mariateguista, Comunistas Castristas, Maoístas y otras especies más que surgieron después, se dedicaron a enfrentar a las clases aristócratas con el proletariado.
Caído el muro de Berlín, como predijo Gramsci, esta teoría se diluyó poco a poco y apareció el Foro de Sao Paulo y, con la caída de Lula, el Foro de Puebla. Los enunciados que estas organizaciones promueven son muy cercanos a los que he descrito inicialmente cuando hablo del Diálogo Interamericano y ese es el predicamento que actualmente vive nuestro país.
Conclusión final
Por el camino que andamos, vamos directamente a la desactivación de las Fuerzas Armadas Iberoamericanas. Pero esto sería un pensamiento muy simplista para algunas instituciones y autoridades de las grandes potencias, si es que no se confiara la tutela de la región a un país por áreas de responsabilidad.
Ahora se entiende mejor el apoyo de Estados Unidos e Inglaterra a nuestro vecino del Sur, país que asume por sí y ante sí -con los apoyos arriba descritos- la función de hegemonía militar en el Pacífico Sudoriental.