Por Juan Sotomayor
El futbol peruano y todo el Callao están de duelo, porque uno de sus deportistas más representativos, Carlos Kukín Flores, murió de un infarto producto de una crisis nerviosa, a los 44 años de edad. Dolorosa noticia que recibimos al amanecer del último domingo, fecha de fútbol, como no podía ser de otra manera, tratándose de uno de los jugadores más talentosos que ha tenido el balompié peruano en las últimas décadas
En el balance final quedará para el recuerdo el talento innato de un joven que tuvo todas las posibilidades de convertirse en el mejor jugador peruano de todos los tiempos. Además de sus inicios en el Sport Boys y su trayectoria por diversos clubes peruanos, Kukín tuvo la oportunidad de jugar también en clubes de Grecia, Arabia, Colombia, Brasil y Argentina. Sin embargo, no supo manejar la fama y fue víctima del entorno y de sus propios excesos: la mejor muestra que todo joven virtuoso necesita ser cultivado y bien acompañado en todo momento.
Producida su partida, a los amantes del buen fútbol, nos corresponde rescatar las alegrías que Kukín nos brindó desde el gramado, con su habilidad, genialidad, picardía y temperamento, las mejores herramientas que tuvo en sus manos, o mejor dicho en sus pies, para salir adelante y ganarse la admiración de propios y extraños.
Las dificultades que Kukín debió afrontar desde muy temprana edad, no son ajenas a miles de jóvenes en la actualidad. Algunos las utilizaron para hacer escarnio o para ganar rating en discutidos programas de televisión. Hoy, son los barrios más populosos del Callao los que lloran la partida de su ídolo, aquel joven que en medio de tantas dificultades supo ganarse la admiración con su talento, aunque éste fuera insuficiente para brindarle la tranquilidad y felicidad total.
Mas allá del dolor que el prematuro final de Carlos “Kukín” Flores causa en los aficionados y de manera muy especial en los hinchas del Sport Boys, el equipo de sus amores; considero que su partida debe ser un llamado de atención para los padres de familia y maestros, así como para todos los jóvenes y niños que poseen un don especial para el deporte, la música o cualquier otra actividad en la que puedan sobresalir. No descuidarlos debería ser nuestro mejor homenaje… Descansa en paz, Carlos “Kukín” Flores.