Ambas celebraciones tienen raíces religiosas, pero rinden diferentes homenajes a los difuntos
A principios de noviembre, varios países latinoamericanos, incluyendo México y Perú, honran a sus seres queridos fallecidos.
El 1 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos, en el que se recuerda a aquellos que han fallecido y han alcanzado el cielo según la fe católica.
El 2 de noviembre, en cambio, se conmemora el Día de los Muertos. Ahora profundicemos en el origen de esta celebración.
¿Por qué el 2 de noviembre se celebra el Día de los Muertos?
La festividad del Día de los Muertos fue establecida en el año 988 por el monje benedictino San Odilón de Francia.
Su propósito era recordar a aquellos que han fallecido pero aún no han ascendido al cielo, ya que se encuentran en el purgatorio, expiando sus pecados.
Te puede interesar:
Reniec comparte nombres de ‘terror’ de peruanos en Halloween
¿Cuál es la diferencia entre el Día de Todos los Santos y el Día de los Muertos?
Ambas celebraciones tienen raíces religiosas y rinden homenaje a los difuntos. En el Día de Todos los Santos, se conmemora a quienes han alcanzado el cielo, sin enfocarse en la santidad individual.
En el Día de los Muertos, se recuerda a todas las personas que aún no han logrado llegar al cielo y se encuentran en busca de su redención.
Según la religión católica, esta fecha es un momento para orar por estas almas y ayudarlas en su camino hacia la salvación.
¿Cómo se celebra el Día de los Muertos en Perú?
En Perú, la forma tradicional de conmemorar esta festividad involucra que familias enteras visiten los cementerios y las tumbas de sus seres queridos.
En estos lugares, suelen dejar ofrendas como flores, alimentos y bebidas en honor a los difuntos. Estos gestos de afecto a menudo van acompañados de brindis y bailes.
Origen del Día de Muertos en México
El Día de Muertos en México tiene sus raíces en las antiguas culturas indígenas de Mesoamérica.
Cuando alguien fallecía, los familiares envolvían el cuerpo en un petate y organizaban una celebración para guiar al difunto en su viaje al Mictlán, que se conoce como el «infierno» o el «lugar de los muertos» en el Gran Diccionario Náhuatl.