El diario “La Razón” entrega desde el lunes primero de noviembre una serie periodística especial titulada “Los próceres de la Independencia”, elaborada luego de un concienzudo trabajo de investigación en fuentes bibliográficas, por nuestro experimentado redactor, Víctor Alvarado Salazar, periodista colegiado, egresado de la Universidad de Chile e integrante del plantel de redactores principales de nuestro diario.
En razón a que se trata de una edición preparada en el marco de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia Nacional, hemos entrevistado a Alvarado para que de cuenta a nuestros lectores del contenido de la serie especial que partir del primero de noviembre llegará a nuestros lectores a nivel nacional.
¿Qué hallazgos ha hecho en su trabajo de investigación en fuentes bibliográficas concretado en la elaboración de la serie?
Creo que la difusión por el sistema educativo de las acciones libradas por nuestros próceres de la Independencia Nacional es muy superficial, lo que no se compadece con una historia que es mucho más rica y profunda de la que entregan los textos de enseñanzas , por lo cual creo que debería ser objeto de una reformulación. Por lo menos, nuestra serie ha trabajado en esa línea.
¿Qué aspectos a su juicio deberían resaltarse en el análisis de las acciones desplegadas por nuestros próceres de la Independencia?
No se dice y debería remarcarse que nuestra Independencia Nacional fue un proceso que personalmente consideró comenzó con la emboscada y asesinato del Inca Atahualpa el 26 de julio de 1533, pero los historiadores oficiales consideran que se inició desde las insurrección de Juan Santos Atahualpa, en 1742 y terminó en la Batalla de Ayacucho del 9 de diciembre de 1824, lapso de 82 años en el que se sucedieron 93 heroicas rebeliones, la mayoría aplastadas por el colonialismo español con respuestas crueles y sanguinarias.
¿Ud. considera una omisión que no se considere el lapso de resistencia contra el colonialismo español ocurrido entre el asesinato de Atahualpa en 1533 y la insurrección de Juan Santos Atahualpa, en 1742?
Los historiadores oficiales consideran ese lapso de 209 años entre ambos episodios como un período de resistencia ciento por ciento quechua, en el que destacó la insurrección de Manco Inca, el primer inca de Vilcabamba. Y según sus respetables tesis, la verdadera resistencia que condujo a la derrota española comenzó con Juan Santos Atahualpa, porque esta reunió por primera vez a quechuas, mestizos, criollos e incluso exesclavos negros. Personalmente, creo que el proceso de independencia duró 291 años, desde la cobarde emboscada y asesinato de Atahualpa hasta la epopeya de Ayacucho.
¿Según su trabajo concretado en la serie, cuál o cuáles de nuestros próceres consiguieron jaquear al invasor español y estuvieron cerca de conseguir su derrota y expulsión del país?
El poder de fuego de los realistas españoles por ser de mayor potencia al de los rebelde fue determinante para que ninguna de las 93 rebeliones pusiera en peligro la existencia del colonialismo invasor, pero los rebeldes editaron páginas memorables que los peruanos deberíamos venerar con unción patriótica y honda admiración, porque fueron el substrato de las batallas definitivas que nos liberaron del colonialismo español
¿A qué acciones se refiere?
Sin duda las más memorables fueron las insurrecciones de Manco Inca y Túpac Amaru II. El primero cercó el Cusco y tomó Sacsahuamán e incluso sitió a Lima, con una expedición al mando del general Quiso Yupanqui, que llegó presentar combate en Mama (Chosica), Huarco (Cañete), Mala, Chancay y Ate, pero finalmente fue derrotado. Tupac Amaru II protagonizó la insurrección de proyección continental con participación de quechuas, mestizos, criollos y exesclavos negros y que terminó con sus ejecuciones, hecha con extrema crueldad, barbarie e inhumanidad, por lo cual España debería perdón al Perú y no lo ha hecho aún.
¿A su criterio hay alguna acción pendiente en la tarea de reivindicar la memoria de nuestros próceres de la Independencia?
Gracias por la pregunta, en verdad hay muchas tareas pendientes, que sería largo enumerar, pero las más urgente e inmediata es la repatriación de los restos mortales de Fernando Túpac Amaru Bastidas, el último descendiente de Túpac Amaru II, que fue desterrado a España a la edad de 13 años, donde fue objeto de inenarrables torturas y vejaciones, y murió en el abandono. Sus restos moran en el cementerio de una iglesia de Madrid.