nunca se descubrió al autor y se señaló como sospechosos a la kgb, cia y el mossad israelí
BBC News Mundo / El 28 de febrero de 1986, Olof Palme, el carismático primer ministro de Suecia, fue asesinado de dos balazos por un desconocido mientras acababa de salir de un cine junto a su esposa Lisbet.
La pareja no estaba acompañada por guardaespaldas pues Palme insistía en llevar una vida lo más normal posible por lo que esa noche, al igual que en muchas otras ocasiones, había prescindido de la protección policial.
Concluida la función, el matrimonio caminaba de regreso a casa cuando a las 23:21 horas un hombre se les acercó por detrás, disparó varios tiros por la espalda a quemarropa antes de empezar a correr y desaparecer por una de las calles adyacentes.
A los 34 años después de aquella fatídica noche, la Fiscalía General de Suecia identificó como sospechoso del crimen a Stig Engström, quien fue interrogado como testigo en la primera etapa de las indagaciones, pero que en 2018 se volvió el centro de una investigación policial sobre el caso.
Engström trabajaba en la compañía de seguros Skandia, cuyas oficinas centrales están ubicadas cerca del lugar del homicidio.
La policía empezó a indagar sobre él hace dos años, luego de que una investigación periodística revelara que él tenía entrenamiento en manejo de armas de fuego, era amigo de un hombre que tenía una colección de armas cortas y tenía fascinación por los revólveres Magnum, y empezó a conocerse como «hombre Skandia».
Sin embargo, nunca pudieron presentar cargos contra él, ya que se suicidó en el año 2000, lo que conlleva el cierre del caso.
La muerte de Palme tuvo gran repercusión pues, más allá de las condiciones trágicas en las que murió, este primer ministro sueco había dejado un legado tanto por sus políticas progresistas como por sus valientes posturas en política exterior, ya que en la pasada Guerra Fría se atrevía a desafiar tanto a Estados Unidos como a la Unión Soviética.
Legado progresista
Nacido en 1927 en el seno de una familia de clase alta con conexiones con la aristocracia, Palme se unió en 1949 al Partido Social Demócrata que empezó a liderar en 1969 tras suceder a su mentor Tage Erlander.
«Palme fue formado como político por Tage Erlander, que es uno de los padres del sistema de bienestar sueco. Yo diría que él tomó e hizo avanzar las políticas de Erlander», dice a la BBC Anna Sundstrom, secretaria general del Centro Internacional Olof Palme.
Entre 1969 y 1976, Palme ocupó por primera vez el cargo de primer ministro, al que luego retornaría en 1982 hasta su muerte.
Durante sus gobiernos, expandió la cobertura del sistema de salud y del sistema de bienestar, hizo grandes inversiones en educación, aumentó el poder de los sindicatos y despojó a la monarquía sueca de todo poder político formal.
Según Sundstrom, una de sus reformas más importantes fue la creación de guarderías infantiles y de centros de educación prescolar, lo que facilitó la entrada de las mujeres al mercado laboral y sirvió para promover la igualdad de género.
ACTIVISMO INTERNACIONAL
En la arena internacional, Palme se destacó por defender valores progresistas sin importar a quién debía enfrentarse.
Así, por ejemplo, fue un duro crítico de la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968, pero también cuestionó los bombardeos de Estados Unidos sobre Vietnam, y hasta incluso llegó a compararlos con los campos de concentración nazis durante la II Guerra Mundial.
Esta última comparación no cayó bien en Washington, lo que llevó a un breve congelamiento de las relaciones bilaterales.
Palme tildaba de racista al régimen de apartheid en Sudáfrica y financiaba al Congreso Nacional Africano (CNA) de Nelson Mandela, denunciaba el régimen fascista de Francisco Franco en España como «malditos asesinos» y hacía campaña en contra de la proliferación de armas nucleares.
Además fungió como mediador de paz durante la guerra entre Irak e Irán en la década de 1980.
Sus posturas y acciones le ganaron adeptos y detractores por igual.
Los empresarios y los liberales en Suecia estaban muy molestos por sus reformas, mientras que sus abiertas y frecuentes críticas a gobiernos extranjeros le granjearon no pocos enemigos.
LAS CUATRO VERSIONES DE SU MUERTE
Durante años, la muerte de Palme dio origen a innumerables especulaciones, una de ellas señalaba a quien este miércoles la fiscalía identificó como probable autor, Stig Engström.
Las hipótesis sobre la autoría fueron desde la KGB, la CIA y el Mosad, hasta el régimen del apartheid de Sudáfrica en connivencia con la ultraderecha sueca, pasando por los nacionalistas kurdos.
Sin embargo, además de la del «hombre Skandia», estas tres eran las teorías a las que se atribuyó mayor peso:
- La primera de estas fue formulada por el primer jefe del equipo de investigación del caso, quien creía que la muerte del primer ministro estaba relacionada con el movimiento independentista kurdo PKK. En aquel momento, el PKK estaba implicado en una lucha guerrillera en contra del Estado turco y había sido declarado por Palme como «organización terrorista».
- La segunda teoría fue esbozada en 1996 y apuntaba hacia la posibilidad de que Palme hubiera sido asesinado por un expolicía sudafricano debido a sus denuncias contra el apartheid y a su apoyo al CNA de Mandela. Investigadores suecos viajaron ese año a Sudáfrica pero no hallaron evidencias que respaldaran la acusación.
- La tercera teoría sugería que la muerte estuvo relacionada con un acuerdo para que la empresa de armas sueca Bofors vendiera piezas de artillería al gobierno de India durante las décadas de 1980 y 1990.
Años después de la muerte de Palme se supo que la empresa sueca había pagado sobornos a varios intermediarios en India para obtener el contrato y que el escándalo implicaba al primer ministro de ese país Rajiv Gandhi.
«Podría ser que Palme descubriera que la empresa Bofors era corrupta el mismo día de su muerte. Eso le daría a los intermediarios detrás de esa negociación un fuerte incentivo para matarlo», dijo a la BBC Jan Bondeson, autor del libro «Sangre en la nieve: el asesinato de Olof Palme».
UNA INVESTIGACIÓN FALLIDA
La policía no acordonó debidamente la escena del crimen y, durante las horas siguientes al suceso, estableció restricciones de paso en una parte muy pequeña de las adyacencias.
Las medidas de seguridad eran tan débiles que hubo personas que cruzaron el cordón policial y caminaron hasta el lugar donde aún estaba la sangre de Palme para dejar flores en su memoria.
Además, se permitió que los testigos abandonaran el lugar antes de ser interrogados.
La policía fue incapaz de recuperar huellas de la escena del crimen porque los trabajadores retiraron la nieve.
Y las dos balas que se recuperaron del ataque no fueron halladas por agentes, sino por transeúntes. Una de ellas, varios días después del asesinato.En 1988, la policía arrestó a Christer Pettersson, cuya apariencia física coincidía con la descripción que los testigos habían dado de una persona que había sido vista con actitud sospechosa cerca del lugar donde Palme fue asesinado.
De hecho, durante una ronda de reconocimiento, Lisbet Palme lo identificó como el asesino.
En 1989, Petterson fue condenado y sentenciado a cadena perpetua.
Su abogado apeló inmediatamente y destacó que Pettersson no tenía ningún motivo para cometer el asesinato y que las autoridades ni siquiera habían hallado el arma usada en el crimen: un Magnum calibre .357.
Así, cuando apenas había cumplido tres meses de castigo, los tribunales revocaron la condena y ordenaron pagar una compensación por US$50.000 a Pettersson, quien murió como un hombre libre en 2004.
El homicidio de Palme causó un gran trauma en la sociedad sueca que derivó en la formulación de decenas de teorías sobre lo ocurrido. Esta obsesión colectiva recibió el nombre de Palmes sjukdom o la enfermedad Palme.