Por: Phillip Butters
Esta semana ha sido fatal para los expresidentes. A PPK le reconfirmaron su prisión domiciliaria, pese a que el fiscal Domingo Pérez lo quiso llevar a la DIROES. El expresidente Fujimori, que en estos momentos está en la clínica, en cualquier momento regresa a su carcelería perpetua, porque alguien de esa edad difícilmente supera esa pena.
Lo de Toledo ha sido bochornoso, no solo para él que ha lucido deprimido, sino también para su acompañante Eliane Karp, que al enterarse que el juez Thomas Hixson no variaba la prisión en la que él está, comenzó a vociferar que si era una broma, que querían que su marido muera en la cárcel.
Me imagino que toda la gente que sufrió los abusos de Toledo estará frotándose las manos esperando que Toledo regrese al Perú, para morir en la cárcel, como probablemente les pase a PPK y a Fujimori, y también, hay que decirlo, a Ollanta Humala.
Pues, todos estos expresidentes tienen como destino común la cárcel. Eliane Karp, inclusive, se ha jugado la posibilidad de que la metan presa, porque allá la Policía no tiene consideración con alguien que insulta a un juez. Les aseguro que a Eliane ya la tienen que haber conminado a mantener las formas.
Ya se imaginarán ustedes lo nervioso que debe estar Martín Vizcarra. Tengamos en cuenta que el contralor Nelson Shack ha dicho que si encuentran responsabilidades civiles, administrativas y penales en el caso Chinchero, a Vizcarra –por el tema de CASA- le puede pasar lo mismo que a Keiko, a quien le han confirmado la carcelería por lavado de activos pese a que no fue presidenta.
Si no le cambian la notificación a Keiko por la nueva ley de recepción ilegal de fondos, Vizcarra también terminaría enjuiciado apenas termine su Presidencia, que justamente quiere acelerar.
Cuando él deje de ser Presidente ya se le puede investigar y acusar no solamente por el caso Chinchero, CASA, Conirsa y todo lo que evidentemente le
deben poner nervioso.
Amigo lector de La Razón, utilice el sentido común. ¿Cómo se sentiría si le cuentan que los cuatro predecesores al trabajo que usted tiene en este momento han terminado presos y uno se ha suicidado? ¿Usted no tendría presión psicológica y no se pondría a pensar que su cargo es de alta peligrosidad? Esos son los vientos que están soplando en el Perú revolucionario, levantisco, con altas posibilidades de recrudecimiento de la subversión de Sendero Luminoso y el MRTA, reciclados en antimineros, anticapitales y en todo tipo de gente que está dispuesta a quemar patrulleros, a faltar el respeto a la autoridad, a no
reconocer el Código Civil ni el Penal.
Mientras que Vizcarra desgobierna y el país se le va de las manos, cuando la gente entra al Ministerio de Trabajo burlando la seguridad, el presidente insiste en la tontería del adelanto de elecciones. No se da cuenta que con ese tema acaba su mandato y se pondrá en la cola de sus antecesores. Mucho cuidado, Martincito, la cárcel parece que es destino común de todos los que se sientan en el sillón de Pizarro.