Ayer se aprobó que condenados entrarán a prisión solo cuando sentencia sea firme.
Lula da Silva, el expresidente de Brasil, ha abandonado este viernes la prisión en la que ha estado desde el 07 de abril del 2018, encarcelado por corrupción. Horas antes, un juez había ordenado su liberación.
La decisión del magistrado llega un día después de que el Tribunal Supremo decidiera por la mínima diferencia de votos, seis a cinco, revocar un criterio establecido hace tres años (y crucial en las investigaciones de Lava Jato), de modo que ahora los condenados solo entrarán en prisión cuando la sentencia sea firme, no tras la condena en segunda instancia.
A raíz de ese fallo, la excarcelación de Lula fue solicitada ayer por su defensa.
La repercusión política es inmensa en el muy polarizado Brasil. Numerosos seguidores del exmandatario, agolpados frente a la prisión, esperaban la decisión del juez que finalmente llegó ayer viernes.
Sus simpatizantes hacían guardia desde el primer día que estuvo en prisión, el 7 de abril de 2018.
Los integrantes de la operación Lava Jato, la mayor investigación contra la corrupción en la historia de Brasil, rechazaron la nueva decisión del Supremo y expresaron su temor de que “afecte a los resultados de su trabajo”
Como en Brasil las deliberaciones del Tribunal Supremo son públicas y televisadas, la ciudadanía siguió en directo durante las últimas semanas los argumentos y la votación de cada uno de los 11 magistrados del Supremo.
Hasta el cierre de la presente edición, el actual mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, no hizo ningún comentario sobre la liberación de Lula. La única referencia indirecta que ha realizado es alabar los logros en el combate anticorrupción de su ministro de Justicia, Sérgio Moro, el primer juez que condenó al expresidente Lula, su gran rival político.