Fue descubierto en 1795, tiene mas de 30 metros de profundidad y varios exploradores han muerto en su intento de llegar a la supuesta fortuna
Un misterioso pozo localizado en la Isla del Roble, frente a las costas de Nueva Escocia, en Canadá, contiene señales milenarias de actividad humana y los más reputados caza fortunas creen que guardaría el Santo Grial y el propio oro de la Orden de la antiquísima Orden de los Templarios y a la vez albergar un enorme botín de piratas del siglo pasado.
Según las leyendas tejidas sobre el Tesoro de la orden de los Templarios, este estaría guardado en alguna profundidad aún no localizada. Por mucho tiempo se creyó que estarían debajo del templo de Jerusalén, donde encontraron múltiples túneles y pasadizos secretos.
Igualmente se dice que en las cavernas encontraron el Arca de la Alianza, y un pergamino —tal vez un evangelio perdido— que les dio mayor información sobre la vida y las enseñanzas de Jesús, y que luego usaron para chantajear al papa y a otros gobernantes, para recibir un trato especial.
¿El Santo Grial?
Otra versión señala que el tesoro oculto se trataba del Santo Grial. En Parsifal, del poeta alemán Wolfram von Eschenbach, se menciona que el Castillo del Grial —el lugar donde se protegía el cáliz de Cristo— estaba custodiado por los templaisin.
Fuera uno u otro objeto sagrado, eso podría explicar la influencia de los Templarios en las Cruzadas y por qué, cuando el Templo de Jerusalén fue recuperado por los musulmanes, cayeron en desgracia y fueron exterminados por la misma Iglesia católica.
Varios exploradores han muerto en el intento a acceder a este conducto vertical, localizado en las Isla del Roble, de unos cuatro metros de diámetro y una profundidad probada de más de 30 metros, donde se hallaría el incierto botín, sin haber consumado la proeza de por lo menos que guarda en sus profundidades.
Descubrimiento del pozo
Según crónicas del periodista Charles B. Driscoll escritas en 1929, el pozo fue descubierto por tres jóvenes leñadores en 1795. Aunque estaba cubierto, el lugar destacaba del entorno por una depresión circular.
Tras cavar unos 60 centímetros, encontraron un círculo de piedras que bordeaban el pozo. Continuaron la exploración y hallaron una plataforma de madera que cerraba el pozo a una profundidad de tres metros.
Otra plataforma similar fue encontrada a los seis metros. Al tropezar contra la estructura, los leñadores dejaron la búsqueda y se retiraron de la isla.
En 1804, empezó la segunda expedición. Durante la excavación, cada diez pies (3 metros) se tropezaban con pisos de madera. Además, encontraron capas de masilla, carbón y fibras de coco, planta que crece muy lejos del sureste canadiense y no habría podido llegar allí sin la participación del hombre.
A los 30 metros, los investigadores tropezaron con lo que sería una presunta bóveda donde se suponía que estaba el tesoro. Sin embargo, la noche siguiente el agua penetró en el pozo y lo inundó 18 metros. Este contratiempo puso fin a la expedición y la compañía fue disuelta.
Bóveda misteriosa
Antes de encontrar la bóveda, a una profundidad de 27 metros, los obreros hallaron un artefacto emblemático: una piedra rectangular con signos inusuales. En la década de 1860, la inscripción fue descifrada: “Cuarenta pies por debajo, dos millones de libras están enterrados”.
Los intentos de excavar el pozo no pararon a pesar de los primeros fracasos. En 1849, una nueva expedición reforzó las paredes del pozo y logró drenarlo. Al taladrar la bóveda, observaron sucesivas capas de madera y metal e incluso encontraron tres eslabones de una cadena de oro, no obstante, luego el fondo del pozo de derrumbó y este se llenó nuevamente de agua.
Con el tiempo, la exploración dio nuevos frutos. Así, en 1897 se halló un pedazo de pergamino con letras “V I”, y en 1971 un equipo bajó una cámara al fondo de su pozo paralelo, de más de 70 metros. Allí, en una caverna, captó lo que los propios investigadores identificaron como un cofre y una mano cortada, sin embargo, la baja calidad de las imágenes permite diferentes interpretaciones.
Hasta la fecha, las búsquedas les costaron la vida a seis personas. Las muertes hicieron nacer la leyenda de la maldición de la Isla del Roble.
Con ayuda de tecnologías más avanzadas, han hallado ya varios indicios de que en la isla hubo anteriormente actividad humana, como una estructura de madera en el fondo de una caleta o una cruz de plomo.
¿Tesoro de piratas o el Santo Grial?
La hipótesis más popular entre los investigadores locales es que sería un tesoro enterrado por algún pirata —mencionándose a James Anderson, Francis Drake, Peter Easton y William Kid— o incluso por la orden de los caballeros templarios.
Es oportuno recordar qye Los Templarios, fue la orden monástica militar católica más poderosas de la Edad Media que existió entre los años 1118 o 1119.
También se supone también que el pozo podría guardar los manuscritos de William Shakespeare y Francis Bacon, o sería una planta de desalineación diseñada por este último.
Además, se discuten otras variantes: las joyas de la reina francesa María Antonieta, el Santo Grial o el Arca de la Alianza, recoge la revista Nuvo.
Las primeras evidencias factuales de excavaciones en la Isla del Roble se remontan a la década de 1860. Lo mismo ocurre con la inscripción, que fue reportada por primera vez en 1862 y cuyo original ha desaparecido. Podría ser una simple leyenda basada en “Una estructura común para [historias] de tesoros enterrados”, supone la folklorista Kristina Downs.
¿Fenómeno natural?
De hecho, el propio origen artificial del Pozo del Dinero no está probado. Más probable es que se trate de un socavón que lleva a un sistema kárstico, opina el geólogo Steven Aitken, quien estudió tres informes científicos sobre la estructura de la Isla del Roble.
Según el especialista Aitken, el lecho de roca allí está formado por piedra caliza y yeso, que pueden formar cavidades en presencia del agua.
“A veces tardan miles o incluso millones de años en formarse”, dijo y resaltó que “el tesoro de la Isla del Roble ya se ha encontrado en forma de artefactos arqueológicos que se han descubierto”.
’El Secreto’ industrial
La historiadora Joy A. Steele y el geólogo marino Gordon Fader, autores del libro ‘El misterio de la Isla del Roble resuelto’ (‘Oak Island Mystery: Solved’), opinan que en la isla se ubicó un complejo industrial que suplía las necesidades de la Corona inglesa. Conforme a su versión, su funcionamiento empezó en 1720 y era confidencial y al complejo se le denominaba ‘El Secreto’.
“En aquellos días, el alquitrán de pino tenía la misma importancia que el petróleo de hoy: un barco no se hacía a la mar a menos que estuviera empapado en alquitrán de pino. Eso es lo que estaban haciendo en la isla. Todos los artefactos que consideramos encajan exactamente con esa teoría“, aseguró Fader.
Sin embargo, las teorías y explicaciones racionales no desaniman a los aficionados de la búsqueda de tesoros. “No se puede tomar todo lo que se ha encontrado y basarlo en una teoría; eso es lo extraño de este lugar. Nunca dejaré de creer que hay un tesoro enterrado en la Isla del Roble y que todavía está allí”, señala Barkhouse.
Fuente: https://www.diariodetabasco.mx/mundo/2021/08/15/el-oro-de-los-templarios-el-santo-grial-tesoro-de-piratas-o-un-gran-fraude-que-oculta-el-pozo-del-dinero-explorado-durante-mas-de-dos-siglos/