Mientras que Rusia siga intensificando sus ataques hacia Ucrania, es casi imposible negociar. Se espera que China haga lo propio.
La sociedad mundial tantea, hasta ahora sin triunfo, la probabilidad de buscar una salida negociada que ponga fin a la guerra de Rusia contra Ucrania. Tanto en la Organización del Tratado del Atlántico Norte como en la Alianza Europea se reconoce que las ofertas de participación poseen pocos visos de prosperar a medida que el mandatario ruso, Vladímir Putin, siga intensificando sus mortíferos ataques para intentar doblegar la inesperada resistencia de las fuerzas ucranias.
Los potenciales negociadores integran a partir de Israel a Finlandia, y hasta el excanciller de Alemania Gerhard Schröder, que está a salario de la gasística rusa Gazprom, ha ofrecido sus servicios. Sin embargo, la mayor parte de las fuentes consultadas concuerdan en que, una vez que llegue el instante de sentarse a dialogar, China va a ser el interlocutor con más ascendiente para ser aceptado por Putin y por el mandatario ucranio, Volodímir Zelenski. Turquía además se ha postulado como viable árbitro, empero su pertenencia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte y sus choques con Moscú en otros frentes disminuyen sus probabilidades de triunfo.
Rosa Balfour, directora del centro de estudio Carnegie Europe, considera que “en dichos instantes, ni siquiera permanecen claras las condiciones para comenzar una negociación”. Y señala que “cualquier futura negociación dependerá plenamente del caso sobre el lote: de si el Regimen de Zelenski consigue seguir estando en el poder o es derrocado por Rusia; de la región que llegue a mantener el control de Moscú; y de lo lejos que llegue la escalada de la confrontación”.
Balfour avisa de que, con libertad del árbitro escogido, los puentes hacia Moscú poseen de instante poco recorrido. “Hasta ahora, todo sugiere que Putin no desea comerciar de buena fe”, confirma la directora de Carnegie Europe. “Más bien parece que está triunfando tiempo para un segundo asalto luego de que el primero, que debía ser una inmediata toma de Kiev, no haya salido como planeaba”.
El planteamiento de una viable participación china cobró fuerza luego de que, el día 5, el ministro de Exteriores ucranio, Dmitro Kuleba, declarara haber recibido garantías de que China “quiere que culmine esta guerra”. Kuleba había dicho una semana anteriormente con el ministro chino de Exteriores, Wang Yi, a quien había pedido la intercesión de Pekín. A partir de entonces, otros líderes se han mostrado abiertos a la iniciativa. A partir del líder de la diplomacia europea, Josep Borrell, al primer ministro australiano, Scott Morrison.