Advierte Miguel Ángel Rodríguez Mackay
Para Miguel Ángel Rodríguez Mackay, reconocido internacionalista y docente universitario, es deplorable que no haya una visión más amplia del espectro internacional, buscando oportunidades para el crecimiento del país. Además, tampoco hay una postura clara frente a la dictadura de Nicolás Maduro.
-Doctor, ¿cómo ve usted que marcha la política internacional peruana en el régimen de Pedro Castillo?
Creo que no es la visión de la política internacional esperada, y no lo digo porque se trate de un gobierno de izquierda, no. Puede ser de izquierda y derecha, y si no es eficaz y efectiva, y no es útil para los objetivos nacionales, entonces necesita una visión totalizadora, una visión más ecuménica y, al mismo tiempo, más multilateralizada. Antes, a la derecha peruana se le atacaba porque mucho se inclinaba a los Estados Unidos o Europa, ahora a la izquierda porque se acerca mucho a China o Rusia. Creo que deberíamos pensar, en 2021, en una política internacional multilateralizada, mirando occidente y oriente, mirando el mundo del capitalismo y el mundo de las emergencias, no mirando hacia un solo lugar.
-¿Y cómo ve el manejo de la política internacional con Óscar Maúrtua de Romaña a la cabeza?
Nuestra política internacional no está a tono con las exigencias de la pandemia. Hemos debido tener una visión más unívoca para tener una sola plataforma y seguir encarando cómo minimizamos el tema de la pandemia. Es verdad que la política exterior la dirige el presidente de la República, pero también lo es que el laboratorio para la elaboración de la política interior la dirige, la hace, la ejecuta el Ministerio de Relaciones Exteriores.
No tengo la menor duda que la gestión de la Cancillería no es la más adecuada. Si lo fuera, el presidente (Pedro) Castillo hace buen rato hubiera tenido una externalización de acuerdo a los intereses del Estado peruano.
-Entonces, ¿qué se debió hacer?
Nuestro segundo semestre del bicentenario, que coincidió con la llegada al poder de Pedro Castillo, debió exponenciar la figura del presidente en la comunidad internacional. Ese trabajo era íntegramente de Cancillería y eso no lo hemos visto. Creemos que la política internacional es hacer un viaje de representación como se ha hecho en el Vaticano, pero la política exterior es tener una mirada totalizadora del frente internacional, según lo que el jefe de Estado quiere para el país en el sistema internacional. Estamos muy, pero muy por debajo del nivel promedio de lo que ha sido, o del estándar de lo que ha sido la producción tradicional e histórica de Torre Tagle.
-No está clara la posición del Perú respecto al dictador Nicolás Maduro. ¿Qué tanto nos perjudica?
En la medida en que no se dilucide cuál es la posición peruana sobre Venezuela, las cosas seguirán siendo realmente asuntos sin claridad. Es necesario que la Cancillería peruana le explique el ABC de lo que significará para el Perú una relación con Venezuela. El Ministerio de Relaciones Exteriores debe preparar los escenarios en pro y en contra, pero tampoco lo hace, y por eso digo que hay un vacío muy grande.
-Hace unos días Gabriel Boric ganó las elecciones presidenciales en Chile, nuestro vecino del sur. ¿Se puede decir que la izquierda va ganando terreno en la región?
Lo que creo es que la ciclicidad de las relaciones internacionales se está cumpliendo con la llegada al poder de Gabriel Boric. No deberíamos alarmarnos, ni tampoco sorprendernos de que la izquierda haya llegado al poder, en la medida en que el poder cíclico mañana lo tendrá la derecha y así sucesivamente. Las circunstancias para tener el poder, sea de izquierda o derecha, son por vorágines, por corrientes que van y vienen en las relaciones internacionales. Lo que sí es importante es buscar que la política internacional no se ideologice, porque cuando pasa eso normalmente termina desnaturalizando sus objetivos.
-Luis Almagro, secretario general de la OEA, estuvo hace unos días en Perú y se reunió con el presidente Castillo y la premier Mirtha Vásquez, en momentos en los que se evaluaba la vacancia presidencial en el Congreso. ¿Cree que fue un espaldarazo al Gobierno?
Yo dicto realismo político y eso me obliga a ser objetivo. El secretario general de la OEA no vino para conocer Machu Picchu, vino para generar un contexto de respaldo al presidente Castillo. Seguramente lo hizo con ese objetivo, pero el secretario general de la OEA debe conservar una línea de imparcialidad, neutralidad, ponderación, de equilibrio que le obliga el ser representante del mayor foro político del continente. Por ello, los juicios de valor que él haya emitido yo me hubiera permitido decirle que, como consecuencia de haber tenido contacto con los diversos sectores del país, no solo con el Poder Ejecutivo, hubiera sido mejor una visión integral, hubiera sido más oportuno para tener un impacto.