El Perú que imagino Por: Omar Chehade
En el Perú que imagino solo reina la armonía, el crecimiento económico, el bienestar común, la derrota de los índices de pobreza, la seguridad ciudadana, puentes y no muros.
En el Perú que imagino solo hay fe, esperanza y optimismo, no hay espacio para el derrotismo, en el Perú que imagino no existe instancia para la corrupción del burócrata ni del ciudadano de a pie, sino la solidaridad sin esperar nada a cambio.
En el Perú que imagino, la salud y la educación no pueden constituir un lujo sino una obligación por parte del Estado.
En el Perú que sueño e imagino, se respetarán siempre las libertades personales, la propiedad privada, la opinión pública irrestricta, la libertad de expresión y pensamiento, en síntesis, un Estado constitucional y social de derecho.
Sin embargo, ahora mismo hay mucha atención hacia los procesos políticos de corrupción, que, si le dan prisión preventiva a tal o cual personaje público, en fin, un tumulto de actividades que si bien puede ser entretenido, poco bien le ha hecho al país.
Y esto me ha llevado a reflexionar y preguntarme: “¿No será que nos hemos enfocado tanto en el árbol de la política, que hemos dejado de ver el bosque de la sociedad?”
Es decir, no he visto ni escuchado a nadie preguntarse por los casi 5 millones de desempleados, por el 20% de peruanos que viven en pobreza, por la baja de las exportaciones, por la caída del turismo.
Y esto es lamentable, ya que veo a casi todos tan ocupados en su lucha de poder que, desde mi punto de vista, se han olvidado quien los puso allí y para qué los pusieron ahí. Porque el árbol de su propia ambición los ha cegado al bosque de las necesidades de la gente y de su país.
Yo pienso que el tiempo es propicio para dejarnos de populismos y empezar a construir el Perú del futuro. Quizá algunos me acusen de optimista, pero yo creo en el Perú, veo en el país que puede ser ejemplo de combate a la corrupción, sí, pero también de su combate a la pobreza, a la desigualdad.
Un Perú que sea realmente el país que fue intencionado ser por nuestros antepasados, un país fortalecido, atractivo para la inversión nacional y extranjera, que impulse a los emprendedores y dé empleo a todos. Un país que proteja sus fronteras, toda vez que se abre de brazos para recibir a todo aquel que venga hidalgamente.
Estoy convencido de que Perú tiene mucho más que dar y que una vez que empecemos a ver un proyecto a largo plazo, llevará al Perú en la próxima década a ser una potencia en Latinoamérica reconocida a nivel internacional.
Y allí estaré convencido que nuestros productos tendrán la calidad que podrá competir en cualquier lugar del mundo, porque al final del día la materia prima más importante del Perú somos los peruanos. Y eso ¡JAMÁS DEBEMOS OLVIDARLO¡.
(*) ExVicepresidente de la República del Perú.
El Perú que imagino